¡Haaay taquitos de ojo y cuerito!
Aquí es, ¿cuáaantos? ¡Pásele, joven! Tenemos amplio surtido: el taquito más socorrido que es de ojo, por supuesto. Y también hay de orejita con y sin piercing, de ombligo pellizcado, ubre rosadita o pezón prieto, de labios carnosos y nalga p’al atracón, de cuerito corredizo y cabecita al aire, pecho o brazo tatuado, de huevito peludo o rasurado...
¿Cuál se le antoja? ¿Qué parte del varón le provoca? Su amigo Carlos Cabrera, el Andariego, lo atiende personalmente y tiene taquitos pa’ satisfacer los gustos más exigentes, ¡y con todas las medidas sanitarias!
Que su antojo son los morenos, ¡aquí hay! Que su debilidad son los güerillos, ¡tenemos, cómo no! Si usted disfruta la carne pegada al hueso, ¡llegó al lugar indicado! Si la boca se le hace agua con las porciones abundantes, ¡aquí hay por kilo, con grasita o pura maciza, sí señor!
La Taquería del Andariego lo acoge desde hace nueve años y nos hemos renovado para su seguridad y deleite. Pase, súbale a nuestra terraza y siéeentese con Susana Distancia. ¿O se los echa parado? ¡Con todo respeto, joven, no lo estoy albureando! Aquí tiene el código de nuestro menú, escanéelo y nomás déle pa’rriba o pa’bajo. ¡Oooh, que no es albur, joven!
Ay, pero mire nomás cómo le chispean sus ojitos verdes cuando se ríe! A ver, bájese tantito el cubrebocas y enséñeme su sonrisa. ¡Awww! Pero ya, ya, vuélvaselo a poner porque si no me lo como a besos, ¡y ahorita no se puede por la Covids!
¿A poco no le habían chuleado sus dientes tan parejitos? ¡Ya me imagino las mordidas que ha de dar! Y esa lengüita que me sacó entre semejantes labios carnosos, ufff. A mi Carlos seguro que le encantaría retratarlo, joven.
A ver, ya que estamos en confianza y no se puso bien el bozal en la nariz, mire para allá. ¡Hombre, qué perfil tiene usted! No se chivee, por Dios, mejor anímese a ser el próximo taquito de la casa. ¡Cómo que está re feo y viejo! ¿Quién dice, joven?
“Todos somos un taquito para alguien”, es el lema de La Taquería de mi querido Carlos. Siempre habrá quien diga: “¡A ese bato me lo quiero echar al plato con su chilito toreado, su pepino o rábano con limón, mmm!”.
Y no se haga, ya me di cuenta de que a usted el que más le gusta es el taco de ojo. Seguro que cuando no había semáforo rojo, por donde fuera los galanes le alborotaban la tripa. Aquí entre nos, igual es Carlos, y dice que empezó con La Taquería para mostrar la belleza masculina fuera de estereotipos y la mamada, pero a mí no me engaña, lo hace por puro morbo porque fíjese que con esto no gana nada…
¿Que dónde está Carlos? En la Meche, ahorita viene y se lo presento con mucho gusto. Hacía tiempo que no iba a la Merced, estaba bien guardado, pero hay que aprender a vivir con este virus jijo de su coronada madre, ¿no? Me dijo que ya extrañaba a sus marchantes guapos que se lo cachondean bien sabroso.
¡El quesero le daba antes de esta pinche pandemia unos abrazotes que pa’qué le cuento! Y ahora dizque nomás chocan los codos, pero yo me imagino que con su buena frotadita porque su marchante tiene unos brazos de esos que dan ganas de acariciar porque están mulliditos de vellos.
Antes Carlos iba hasta dos veces a la semana no pa’l sabroseo, je, je, sino porque tenía un restaurante con su marido el Johnny Carmona, que se llamaba Ramona como una perrita que adoraban y se les murió.
Seguro que ha visto a Johnny en la tele o las redes sociales, con su barba azul turquesa tan estrambótica. Antes de que llegara la Sheinbaum tenía un programa de tele sobre nuestra diversidad en el canal de la CDMX. Ahora cultiva amores y odios como juez y couch en La más Draga. ¡Ya ve que a la gente ningún chile le embona!
Ni se esfuerce buscando al Johnny en nuestra extensa carta, joven. Él le surte a Carlos nuevos taquitos pero no se ha animado a ser uno. No entiendo por qué, la verdad, si le encanta hacerse selfies en chones para presumir sus tatuajes, o con una cola de sirenito, ya ve que es fan de la Disney.
¿Que cuánto llevan de relación? ¡Huuuy, como 14 años! Qué aguante, ¿no? Sí, sí están casados legalmente, se echaron la soga en 2012. Ay, joven, ¿no será usted periodista? Ya me está haciendo muchas preguntas. Y yo que no soy comunicativo, ¿verdad? Pero mire, está de suerte, aquí viene llegando el próximo taquito de la casa.
Pásale, m’hijo, tú eres Javi, ¿no? Carlos ya no tarda. Mira, te presento a… ¿Cómo se llama, joven? Ah, Antonio… ¿Qué, ya se conocían? Úchalas, qué chiquito es el mundo de la jotería, yo siempre digo que todas somos hermanas de leche... ¿No? Ah, es por su Twitter de la escortiada, entonces te dedicas al acompañamiento de señores, Javi, ¡qué interesante! En nuestro surtido de taquitos hay de tocho morocho, como dice Carlos que es de buen diente y muy ojo alegre.
Bueno, Javi, entonces ya sabes más o menos cómo va a ser la onda. No, no, mi cielo, no te vas a encuerar de sopetón, la cosa es con arte y mucha cachondería, poco a poco, ya verás que no te va a doler, ja, ja. ¿Qué tal un mezcalito mientras llega Carlos? Ándale, pa’ que te vayas relajando, que la onda es disfrutar la experiencia, y así te voy explicando porque yo soy como su jala ca… No, no jala cornetas, ¡qué pasó! En La Taquería la onda es profesional, pa’ la putería hay otras redecillas.
Verás, mi rey, a Carlos le gusta aprovechar la luz natural, que mira qué bonito entra por esta ventana, aunque últimamente también nos subimos a la azota del edificio por eso de que son más seguros los espacios abiertos y la manga de muerto.
Te va a tomar primero unos retratitos así como vienes con tu pants, buscando tu ángulo más seductor, ¡awww! Y luego te irá pidiendo que te quites la playera, por ejemplo, para lucir los tatuajes que me late has de tener, ¿o me equivoco? Que voltees para acá, que lo mires con esa carita de malandro tan seductora, y te muevas como apropiándote del espacio, según vayas agarrando cancha, y ya luego que te bajes un poco el pantalón y así…
Por cierto, a ver qué calzones traes. ¡Ufff, qué lindura de aguayones tienes! ¡Y lo fácil eres pa’l encuere, encanto! ¿Verdad que es muy chido verse en la mirada de deseo del otro?
Seguro que será una sesión fantástica, tú nomás déjate llevar, sobre todo por tus fantasías cuando Carlos te pida que imagines que él es tu vecino y te está espiando… A ver si no se te paraguas como a muchos taquitos y acabas…
No, te digo que la onda es profesional, Carlos si acaso meterá tantita mano para acomodarte el chon o la morcilla que a leguas se ve que la tienes bien buena. Lo que pasa es que algunos chavos se siguen morboseando con los pensamientos más lúbricos y lubrican hasta acabar en un alto surtidor…
¡Ay, pero miren quién llega con su laaarga lente! Chicos: los dejo con Carlos Cabrera. ¡Espero que estén gozando los taquitos que cariñosamente comparte como primicia con Nosotros los jotos! Luego síganlo con más antojos en Twitter @carloselandariego77 o en su sabrosísimo sitio https://ello.co/lataqueria.
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