Camiseta estampada con una cantante muy setentera bajo la abierta camisa a cuadros, jeans acinturados y zapatos bajos, Terry Holiday no tuvo que vestirse como reina para lucir en majestad...
La actriz y bailarina trans fue la diva sin disputa en la inauguración de la exposición con que el sábado 15 reabrió la Galería José María Velasco: Reinas en disputa. La capacidad de elegir por sí mismo (por sí misma sería lo correcto para enfatizar esa soberana decisión sobre la expresión de género de las mujeres trans).
Nada más entrar, algunos minutos después del mediodía, en el histórico espacio cultural de Tepito la legendaria estrella y miembra del grupo conceptual Peyote y la compañía saludó a uno de los fotógrafos que desde los años 70 la ha retratado, Armando Cristeto Patiño, justo en el núcleo que con su obra y la de su hermano Adolfo abre la exhibición. Se llaman "primos" por un cariño devocional de décadas y la coincidencia de su apellido materno, Torres.
Solicitados para la foto del recuerdo, Terry y Cristeto posaron accediendo a quitarse por un momento el obligatorio cubrebocas. Sonreían felices, como estábamos muchos por el reencuentro en un acto cultural con los amixes después de más de un año de encierro pandémico, y también porque rememoraban cómo se divirtieron hace cuatro décadas al hacer esa foto frente a la que los retratamos.
La imagen del entonces presidente José López Portillo, recordó Cristeto, "estaba arrumbada en un pasillo afuera del salón de fiestas del Hotel de Mexico (hoy World Trade Center)", donde Terry y otras amigas jotitas acudieron una noche de 1978 al certamen Señorita Gay. Travieso como en aquella velada, el integrante del grupo de Fotógrafos Independientes señaló el significativo falo que alguien –acaso alguna reina pendenciera– había rayado en la boca de Jolopo, a quien Terry parece estarle coqueteando.
Por supuesto que en los 70 no existía la noción de identidad transgénero. Eran jotos a secas para los heteros y peyorativamente vestidas para los jotos que ciegamente se consideraban "no obvios", y las revistas como Alarma! (una incluida en la muestra) advertían escandalizadas:
"Los 'lilos' buscan superar a las mujeres. Tienen reinas de la belleza y quieren una Miss Mundo" (¡qué coincidencia que el domingo 16 ganó la chihuahuense Andrea Meza el certamen Miss Universo!).
La Reina de Reinas, Xóchitl, organizadora desde los años 60 de esos rompedores certámenes de belleza transformista, parece amadrinar la exposición curada por el director de la galería Alfredo Matus "para dejar entrever y, con ello, problematizar la cuestión trans en México" (creo que es más preciso el término esbozar, como podrás ver en esta crónica visual, querido lector, amable lectora, porque por ejemplo está ausente un tema capital de esta población: el trabajo sexual).
Como Xóchitl era alta, corpulenta y muy morena, Juan Jacobo Hernández me contó que el punzante y certero para los apodos Carlos Monsiváis le puso "la Coatlicue maquillada".
Imponente como la diosa mexica de la fertilidad se ve la legendaria travesti asociada a los poderosos priístas de su época, en el retrato que le hizo Adolfo Patiño, Adolfotógrafo (1954-2005). Según me contó su hermano Armando Cristeto la captó cuando entró a los camerinos para felicitar a los actores de una obra donde actuaba Isela Vega.
"Creo que la obra era Actos de amor o Juegos de amor, Xóchitl iba con dos o tres trans jóvenes también muy bien vestidas, y con un par de mayates (su debilidad, ¿y la de quién no?)".
En el mismo espacio y por el mismo autor está fotografiada con 19 o 20 años la carismática Terry. "Me la tomó Adolfo Patiño terminando la proyección de unas películas de un ciclo que dedicamos a Diana Mariscal en la Prepa 2, ahora Palacio de la Autonomía", recordó y accedió a posar emulando, con sus bien vividos 65 años, a su yo de la juventud.
En otra de las paredes también pintada de rosa heladería, la diva absoluta brillaba como sensual rumbera gracias a la lente de Yolanda Andrade (quien no asistió a la inauguración), cuando pertenecía al grupo Schakkira Travesti Show (1979-1985). "Ahí hacía una cumbia que se llama Tiemblas". ¡Y vaya que mi linda amiga nos sigue haciendo temblar!
Generosa siempre, Terry fue reconociendo en las fotos de sus "primos" los Patiño y mencionando con cariño a sus compañeras, que no tuvieron su misma suerte y ya no están en este mundo inmundo: Naná, Reina de la Zona Rosa; Candy, Aisha, Emperatriz de México; Francis, Esmeralda Sánchez Azcona ("hijo de Esmeralda, la cupletista").
Más que los gays o las lesbianas, las mujeres trans sufren de la violencia homofóbica que, según el último reporte de Letra S, ha cobrado la vida de al menos 459 personas LGBT desde 2016.
"Sin estos testimonios estarían olvidadas, doblemente muertas", comentó Terry y se autodefinió como resiliente: "Mientras más me molestaban más seguía siendo como quería ser".
Lo cierto es que las vestidas estuvieron en la vanguardia del Movimiento de Liberación Homosexual desde la primera marcha, en 1979, y no han dejado de recibir las peores vejaciones por lo que siguen disputando con uñas y dientes los derechos humanos fundamentales. La evidencia de su presencia primigenia es una joya de Adolfotógrafo, tomada precisamente en esa marcha inaugural:
De los reinitos en disputa participantes en la exposición me dio mucho gusto compartir la alegría del más joven, Eriko Stark (32 años), porque está presentando su trabajo en el barrio bravo donde vive. Y no me lo dijo, pero seguro llevará a varios de sus novios chacalones para mostrárselo hinchado de orgullo.
"Somos mejores los gays y las trans que esos traficantes" (de dos cárteles locales que se pelean la venta de drogas), enfatizó Eriko para cerrar su comentario durante la breve ceremonia inaugural.
Prueba de esa positiva condición de los elegebeteros son la imágenes que nos rodeaban, entre las que yo destaco las que el joven fotógrafo tomó a activistas como Kenya Cuevas (fundadora de la Casa de las Muñecas Tiresias), Alexandra Rodríguez de Ruiz y la musa Terry Holiday (en la Marcha del Orgullo Crítico, 2019, donde Terry besó un dinosaurio inflable "como una metáfora del pasado") y Samantha Flores (impulsora de la Casa del Adulto Mayor LGBT).
No me di cuenta si el querido Polo Gómez llegó abordo de su famoso Condomóvil. Tampoco se hechizó para la inauguración con alguno de sus típicos minivestidos y el pelucón de plumas multicolores, pero los afeites travestistas no le hicieron falta: junto a los retratos que le tomó Yolanda Andrade espontáneamente afloró la misma gracia y alegría en ellos inmortalizada durante las más combativas y divertidas marchas del Movimiento de Liberación LGBT (1992 y 1993).
Tuve el gusto saludar y retratar a dos mujeres trans, entre el escaso comadrerío joto que se atrevió a acudir (yo mismo, vacunado apenas el 11 con la primera dosis de la Pfaiser, dudé y más tarde fui presa de síndrome de Estocolmo).
Una de ellas fue Karla Rey, quien siempre me chulea los ojos verdes como mares (ja, ja). Se paseaba por la amplia galería como si estuviera en una vela muxe, moviendo con donaire su vestido oaxaqueño. Todo mundo quería tomarse fotos con ella, y ella prefería hacerlo junto a la obra de su paisano Nelson Morales, quien seguramente no asistió por estar en otra muestra pero internacional, en muuuy famosa ella.
La otra chica trans fue Silveltronic, a quien no tenía el gusto de conocer. Es música y modelo de Fershow, el querido artista de esa urbe dentro de la megaurbe que él llama Nezayork. Con la amable disposición que habrá tenido para posar frente al Coyote de Ciudad Nezahualcóyotl, Silvertronic lo hizo en la galería para mí una y otra vez preguntando: "¿La tienes o a va de nuevo?".
La foto de la breve inauguración con Susana Distancia evidencia a golpe de vista lo que criticaría de Reinas en disputa: la hegemonía gay.
Entre las 10 personas participantes, además de Yolanda Andrade hay otra fotógrafa, la belga afincada en México Annick Donkers, pero solo una exponente trans, Viviana Rocco, a quien incluso fallecida, a los 43 años en 2016, la familia le negó su identidad de género amortajándola con un traje masculino.
Cierto es que para homenajearla alguien del presidium nos pidió un fuerte aplauso, pero igualmente habría sido lindo que alguna de las fotografías donde la también activista solía auto retratarse ocupara un lugar destacado de la muestra, que precisamente abrió la víspera del Día Internacional contra las Fobias LGBT (17 de mayo), y forma parte del Festival Internacional por la Diversidad Sexual.
La galería José María Velasco se cura en salud explicando que el contenido visual de la exposición "se construyó a partir de una somera selección de fotógrafos que han transitado con fortuna por los escenarios artísticos, visuales y culturales, desde hace varios años o décadas, dentro de nuestra ciudad [de México]".
Y también que se trata de una "aproximación cultural multidisciplinaria dividida en dos grandes partes: una propuesta visual con texto de apoyo en código QR [sobre derechos humanos e historia de los movimientos feminista y para el reconocimiento nominista de las identidades LGBT] y otra oral, a través de charlas que transcurrirán en paralelo".
En dichas charlas entiendo que las trans no tendrán que disputarse el derecho a hablar del tema en primera persona, y entre las participantes estará Emmayesica Duvali, una activista y ex burlesquera formidable.
Debo confesar que a propósito de esta querida amiga de Nosotros los jotos tengo clavada una espinita porque un retrato que le hice, junto con otras ocho fotos periodísticas de este cronista, fue seleccionado por el paciente Alfredo Matus para participar en Reinas en disputa.
Al principio, antes de la pandemia de Covid-19, me sentí muy feliz de exponer por primera ocasión como autor, y en una galería que en sus casi 70 años de trayectoria ha dado buena cabida a los artistas y temáticas homosexuales.
Por razones obvias, el proyecto se postergó y al retomarse hace un par de meses preferí declinar amablemente como protesta por una serie de requisitos burocráticos muy babosos que al parecer ¡son a prueba de cualquier virus!
Quiero aprovechar mi privilegio como madre nutricia de este sitio para resarcirme con Emmayesica y tres personas más incluyendo como homenaje estas fotitos que no cuelgan en la José María Velasco, y que ya había publicado con sus entrañables historias de vida cuando mi columna aparecía en el periódico Metro:
Cierro esta crónica visual de un día gozoso con un paliativo a la desilusión, un reconocimiento de justicia y una travesurilla:
El sábado tenía el anhelo de abrazar de nuevo a mi querido Fabián Cháirez y retratarlo en una de sus despampanantes personificaciones drags, en la que imaginaba se presentaría como María Magdalena, ¡pero no asistió (buuu)! Así que aquí está en Vestida para matar, que hizo en 2017 con el fotógrafo Luis Ekiro:
Como varios de los asistentes descubrí que la muy compartida imagen icónica de la Superperra, fallecida el 14 de febrero de 2020, la tomó en 2012 Noel Cruz, fotógrafo de espectaculares modelos para la revista Boys Mx. Así que ya lo saben, amixes, para que de ahora en adelante le pongan el justo crédito en sus redes sociales (y si reproducen la que yo le hice a él con la diva del perreo, ¡también!).
Finalmente, en las inauguraciones de temática LGBT de la José María Velasco tenía por costumbre encuerar a algún guapito para retratarlo. Creo que estoy saliendo del encierro conventual un tanto frígido porque no me atreví a quitarle alguna prenda a mi buen amigo Óscar Ortega. Aunque inspirado por lo que descubrió que se le marcaba la mirada braguetera de su amiga Scarlett Reyes, le pedí que posara así (y conste que esta vez no me lo sabroseé porque no asistió su marido el abogado Gerardo Arellano):
¡Hasta el próximo choque de chichis y braguetas, señoras y señores míos!
Por favor usen bici y gocen la posibilidad de salir a ver Reinas en disputa, hasta el 27 de junio, en Peralvillo 55, colonia Morelos (uso obligatorio de cubrebocas; ya el del condón se los dejo a su libre albedrío).
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