En un cariñoso juego que se ha salpicado de perversión, a Rogelio Valerio le digo sobrino porque él, siguiendo mi autoescarnio por la edad provecta que tengo, me llama tía. Nos conocimos y así emparentamos hace un par de años, en las actividades de los grupos fetichistas.
Es chilango por nacimiento pero sus 23 años los ha vivido en el mexiquense Cuautitlán Izcalli. Recientemente se graduó como diseñador de la comunicación gráfica en la UAM Azcapotzalco. Para su tesis tuvo la congruente idea de aprovechar sus filias y desarrolló un juego, Top from the Bottom, "una especie de Monopoly de fetiches".
El último sábado de febrero, mi sobri querido llegó cargado de accesorios a su pobre palacete para que con mi cámara exploráramos el infierno, purgatorio y cielo de sus pasiones más oscuras. ¡Resultó un verdadero Sábado de Gloria!
De las patas al látex y el juego de rol como puppy o cachorro, la sesión fotográfica fluyó en complicidades hasta desbordarse en torrente dorado de intimidad casi incestuosa. Sí, fuimos presa de la Bestia...
De ahí que, por un momento, ambos dudamos en publicar el trabajo aquí. Pero de común acuerdo, como sobri cochino y tía puerca siempre nos hemos conducido, decidimos seguir adelante movidos por una avieso propósito: ¡In-co-mo-dar-te!
Juguetón y cultamente introspectivo, Rogelio respondió por escrito un cuestionario que después le mandé, al que agregó una entrañable introducción. Su gracia y honestidad de –para mí– persona extraordinaria no dejan de conmoverme y esta tía ahora lo quiere bestialmente.
¡Atrévete a seguir adelante y que, como nosotros, acabes chorreando!
Debo confesar, tía, que yo nunca me imaginé en una situación así. Los periódicos, revistas y blogs siempre hablan de gente extraordinaria, que de algún u otro modo son personalidades a las que se escucha por ser modelos a seguir. Yo jamás me vi como un modelo a seguir. De hecho, el concepto mismo me da cierta urticaria, pero creo que esta entrevista es, de alguna forma, un rompimiento a eso.
Soy un tipo común y corriente que, da la casualidad, tiene muy mal gusto en el sexo, nada más. Y me gustaría advertirle, querido lector, amable lectora, que esta entrevista le será completamente inútil. No hablaré de activismo, no soy un mártir ni una persona famosa, extraordinaria, ni un mesías. Soy uno más del montón.
Y digo que le será inútil porque se realizó con el puro objetivo de disfrutar una plática entre la tía Toña y su cochino sobri, por el puro gusto de escuchar y ser escuchado, del chisme, sin ideologías baratas ni compromisos morales. No le quiero enseñar ninguna lección, mucho menos dar cátedra sobre política a nadie porque, como dije, solo soy uno más de Nosotros los jotos.
¿Qué caminos te llevaron al reino del fetichismo?
Uno no nace con fetiches… Sí, genuinamente no es algo "natural", pero la etimología de fetiche (que es la misma de artefacto) se traduce como "hecho por el arte". Definitivamente fue el arte: el cine de Kenneth Anger, de Waters, de Jõao Pedro Rodrigues, de Keiko Sato, las pinturas de Bacon, las fotos de Mapplethorpe, los libros de Bataille, Lou Andreas Salomé, Anaïs Nin y por supuesto que el porno, los dibujos animados, videojuegos, música y todo eso que la gente hoy en día considera tóxico.
¿Quién fue tu Virgilio en este viaje iniciático? ¿Ha habido otros?
No hubo, y fue bien chistoso porque entré al mundo leather precisamente con el anhelo de encontrar un Virgilio o, para ser más preciso, para encontrar al padre que me hizo falta. Afortunadamente nunca lo encontré y me di cuenta que no había mejor Virgilio que yo mismo. Yo solito me fui a meter ahí y yo solito estoy recorriendo todos los círculos de mi propio infierno. De hecho, no creo que haya otra manera de hacerlo. Pero eso no significa que no haya personas muy importantes e influyentes en mi vida como cochino a mucha honra. Hubo una Diotima [de Mantinea, sacerdotisa citada por Platón en El Banquete para disertar sobre el amor], una mujer que no me dio ninguna respuesta pero me hizo plantearme las preguntas más importantes para decidir mi camino: mi maestra Blanca Estela. A ella le debo mucho. A mi familia, por dejarme ser o por lo menos hacerse de la vista gorda. Y por supuesto a cierto periodista morboso y cachondo que se interesó en mis cochinadas.
¿El reino del fetiche es infierno, purgatorio o cielo?
Es los tres. Es infierno porque se juega con cosas de uno mismo que son demasiado oscuras e incomprensibles. Es purgatorio porque la única forma de salir del enredo en el que te acabas de meter es poniendo en juicio absolutamente todo lo que uno es. Y es cielo porque, citando a Bataille, es una deliciosa probadita de nuestra muerte.
¿Cuál es el fetiche rey?
Uy… ¿Por qué tendría que ser solo uno si a mí lo que me gusta es combinar? Pero sí tengo uno favorito… Bueno, dos, y van muy de la mano. Pero como lo interesante en estas cosas es el misterio, solo les voy a dar una pista y ya que la gente se imagine lo que quiera. Comparto fetiche con el autor de la aclamada como mejor novela en idioma inglés del siglo XX.
¿Y luego cuáles te gustan, en orden descendente?
Si entendieron y adivinaron cuál es mi fetiche rey podrán ver que mis fetiches no son para nada glamorosos. De hecho, odio esa idea o esa extraña tendencia a querer ver los fetiches como una híper sofisticación del sexo. ¡Los fetiches están hechos para ponerle los pelos de punta al mundo! Si no, ¿qué chiste? Son evidencia de la incertidumbre y subjetividad en la que siempre habitará el sexo y el amor. Bueno, ya… Te voy a decir mi fetiche rey y mi top ten. Total, se trata de ser lo más incómodos posible. Comparto fetiche con James Joyce [autor de Ulises], los dos somos orgullosos huele pedos. Adoro la cara de la gente cuando siquiera se les plantea la posibilidad de que un fetiche así exista. En segundo lugar, por supuesto si me gusta por atrás también por delante: los eructos también son mi debilidad. Luego la lluvia dorada, desde luego. Los inflables y globos me vuelven loco. Los escupitajos, las axilas, los mecos, ¡ufff, me encanta que se vengan encima de mí, te queda la piel divina! La cera caliente, la iconografía católica porque hasta yo tengo mi lado de virgen. Y por último, pero no menos importante, las patas, y definitivamente lo que más me gusta es el olor. Qué te digo, soy adicto al pisocu (pies, sobaco y culo).
Y ya que estamos a tus pies, ¿cuál es tu talón de Aquiles, qué te vulnera sexualmente?
La pancita chelera, los vellos y las barbas bonitas. Con eso tienes para dejarme noqueado. Aunque en realidad todo es vulnerabilidad en el sexo.
¿Qué palabras te cachondean: axilas o sobacos, pezones o tetillas? ¿Qué hay que hacerte en esas regiones?
Axilas me gusta más que sobacos; tetillas me da risa. Ponerse creativo con la lengua, poner unas pincitas, morder, pellizcar, tratarlas con cariño, de todo pues.
¿Prodigar dulce dolor o recibirlo?
Meh… Las dos, no veo por qué tener que elegir.
¿Qué no se puede hacer fetichistamente con tu cuerpo, cuáles son tus límites?
Cuando le digo a alguien de mi fetiche rey, automáticamente asume que me gusta el scat [coprofilia]. Y, pues, lamento decepcionarlos pero prefiero mantener mis sesiones libres de mierda. La sangre es algo que en serio no me gusta, así que nada de cortes ni agujas. Y nada de sondas, no quiero nada incrustado en el hoyito de mi pito.
“Me gusta todo lo que es de cochinada”, me comentaste en la sesión de fotos, creo que ya metido en la tina para la lluvia dorada, ¿de dónde vendrá este gusto?
De un lugar muy sucio, seguramente. ¿Por qué no disfrutar del cuerpo con todo y sus cochinadas? ¿Qué no andábamos muy trepados en el body positivity [movimiento por la aceptación de todos los tipos de cuerpo]?
¿Qué sentías al orinarte mientras te fotografiaba, y qué cuando yo lo hacía sobre ti y seguía fotografiándote?
Yo estaba en un viaje astral. Siento que, por unos segundos, me puedo permitir ser el monstruo que en realidad soy, el que todos llevamos dentro. Eso de sentirse libre al sesionar es una pendejada. La libertad es mucho más compleja que eso. Pero ser presa de la Bestia, dejarse someter por un momento a la adrenalina del juego, es el primer paso para enfrentarla y dominarla. Solo así podemos vislumbrar en qué dirección realmente está el horizonte de nuestra libertad.
Tras yo orinarte y dejarnos o dejarme llevar [limpié su cuerpo como lo habría hecho un felino sediento]… ¿cometimos incesto, sobri?
Solo si eso te excita.
¿Qué fantasía fetichista está en espera de que la realices (quizá podría ser en nuestra próxima sesión de fotos)?
He cumplido fantasías que ni sabía que tenía, pero soy una persona muy creativa, siempre habrá fantasías pendientes. Particularmente quiero experimentar con el asunto de los inflables y los globos, me llaman mucho la atención y nunca he sesionado con ellos.
Me comentaste que te has distanciado de comunidades fetichistas (leather, rubber) para evitar imposiciones estereotipadas, ¿cuál es tu búsqueda en este campo? ¿Ya hay hallazgos personales?
No tanto imposiciones estereotipadas, más bien huí de la uniformidad y mediocridad en la que esos grupos se están hundiendo, cada uno a su manera. Hice muy buenos amigos en el grupo de los rubber, los quiero y les hablo aún cuando viven muy lejos. Los leather siempre andan peleados los unos con los otros, y en Calabozo MX, un grupo mixto de BDSM inclusivo y feminista (según esto) donde discrepan mucho de los clubs leather, la cosa se convirtió en una militancia de la happycracia capitalista de lo más extrema, literal. Me da mucho miedo cuando alguien expresa una opinión distinta en el grupo y el pobre es linchado por todos los miembros con un odio que no te imaginas. Es como si todos opinaran igual y pensar diferente es juzgado hasta como un delito. Cuando en cualquiera de estos grupos alzas la mano para señalar incoherencias se quedan bien calladitos, aún cuando defiendan la idea de que el ghosting [no responder a los mensajes] es una violencia inmoral. Me di cuenta de que mi sexualidad es algo que debo elaborar y entender en soledad para después compartirla con gente que piense y se entienda diferente a mí, enfrentarla al mundo real pues. Y no caer en los mismos vicios que han caído estos grupos donde se quiere sostener la idea de que la sexualidad es un saco que les tiene que quedar a todos los miembros por igual. Tal vez caiga en otros vicios, pero el hecho de que sean distintos ya es un avance.
¿Cómo se llama el juego sobre fetiches que desarrollaste tan creativamente para tu tesis de licenciatura?
Se llama Top from the Bottom y es una especie de Monopoly de fetiches donde en forma lúdica se construye y comparte la sexualidad sin tapujos, de forma segura y divertida. Creo que es lo que nos falta mucho hoy en día, disfrutarlo por el simple hecho de disfrutar, sin esperar nada a cambio. Que el sexo no sea un tema de "autorrealización y desarrollo profesional".
Gracias, Rogelio querido, te besa tu tía la más perversa.
Gracias a usted, tía Toña, más besos de regreso. Con esta entrevista espero haberme ganado más enemigos que seguidores, y haber generado más preguntas que respuestas. Yo advertí, querido lector, amable lectora, que les iba a ser completamente inútil y espero que este huele pedos los haya puesto realmente incómodos.
¡Hasta el próximo choque de chichis y braguetas después de Semana Santa, señoras y señores míos!
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