La abuela o una tía hacían "guardia" afuera del cunero de la Clínica AME de Matamoros, después de que a la una de la tarde del 3 de agosto de 1989 había nacido Rogelio Calvillo del Abra, de nombre artístico Rogelio CDA.
En ese entonces, la violenta ciudad de Tamaulipas era presa de una paranoia desatada por los famosos narcosatánicos. Se trataba de un grupo delictivo comandado por el cubano Adolfo de Jesús Constanzo, alias el Padrino, iniciado desde la infancia en los sangrientos rituales del Palo Mayombre.
"Se decía que robaban niños y los usaban en esos rituales", me cuenta Roy, Roge o Negrito, como lo llamaba por ser intensamente moreno –aunque luego se "compuso"– esa abuela que velaba sus primeros momentos de vida.
El temor de la familia no era gratuito: En marzo de ese mismo año, los narcosatánicos habían secuestrado y asesinado en el rancho Santa Elena al spring breaker Mark Kilroy, cuya sangre, cerebro y demás órganos fueron cocidos en una "sopa" que al beberla brindaría protección sobrenatural a los miembros del grupo. Un mes después, las autoridades encontraron en el mismo predio una fosa con los restos de 14 personas, supuestamente sacrificadas con los mismos fines mágicos (https://horacerotam.com/nacional/la-leyenda-de-los-narcosatanicos/).
"Viendo hacia atrás la historia, yo creo que la ciudad regresa a convulsionarse ahora por los narcos, que he de decirte siguen haciendo lo mismo, a modo de ofrenda o mandas en capillas dedicadas a la Santa Muerte, pero entre ellos mismos, no con los civiles".
No es exagerado decir que la violencia ha marcado –por fortuna sin herirlo– los 31 años de vida del hoy diseñador gráfico, quien en la adolescencia encontró en el arte, y especialmente en el collage, una forma de mantenerse a salvo de la inseguridad en Matamoros, recrudecida después por la guerra contra el narcotráfico del sexenio de Felipe Calderón.
"Hubo algunas ocasiones en que tuve que esperar en la escuela, en algún negocio y afuera del antro a que la balacera acabara, así que decidí que mi tiempo de fin de semana lo iba a pasar en casa haciendo pinturas", explica Rogelio, "y los collages los empecé hacer como válvula de escape".
Plagada de onvres –término que usa con sus amixes no como crítica al macho sino para referirse al "chrush que no te pela o amor imposible"–, así como drag queens y riquísimas alusiones a la música alternativa –con el voguing incluido–, la obra que Rogelio CDA publica en Instagram me ha deleitado cotidianamente, como a sus 9 mil seguidores, desde que lo conocí en una exposición del Colectivo Feral, un día de julio de 2018 en el Centro Cultual de la Diversidad Sexual de la Ciudad de México.
El pasado diciembre, en una charla vía inbox Roy me dijo generosamente que contara con él si necesitaba una ilustración para algún tema de Nosotros los jotos, sobre todo si era porno porque así podría desahogarse de la censura que priva en las redes sociales sobre contenidos explícitamente sexuales.
Bien listo yo, le propuse al joven artista fronterizo hacerle una entrevista de perfil, y él aceptó de inmediato ofreciendo crear tres piezas para engalanarla. Como lo esperaba, resultaron hermosísimas además de muy reveladoras de su estilo y personalidad.
Escogí para portada Soy guerrero porque ahí resultan notorias y abundantes las perlas –símbolo del alma siempre necesitada de cuidados– que como leitmotiv representan su sello artístico, y también porque aparecen sus insaciables ojos (arriba a la izquierda), por un elocuente motivo: "Me quiero mimetizar en mis trabajos".
Mira nada más qué deleite de figuras nos obsequia Rogelio:
Estoy seguro que como a mí, querido lector, amable lectora, estas tres piezas te han seducido con sus cientos de detalles, así que te invito a conocer a esta "persona que se llena el ojo" –como sugería la editora de moda Diana Vreeland– viajando, yendo más allá de la pequeña y violenta Matamoros a través de las revistas de moda, los manga, los libros de arte, los videos, el cine y la enormidad iconográfica de la web.
Eres Leo como mi madre, son muy directos e intensos, ¿o me equivoco? ¿Cómo te autopercibes?
Totalmente. Soy una persona serena, yo creo que lo que me propongo lo consigo, el tema de las emociones sí está, antes era muy enojón y muy dramático, pero ya trabajé el enojo y, pues, con el drama… buenas noches.
¿Cómo fue tu infancia, a qué jugabas, con quién? Quizá en esa temprana edad ya había por ahí unas tijeras, revistas y pegamento.
Me recuerdo jugando con algunos primos, pero creo haber visto más televisión. Crecí viendo La isla de Gilligan, Los Munsters en el Canal 7 y Dragon Ball, más todo el anime japonés y la programación del Canal 5. Me gustaba mucho dibujar con crayones, luego más grande trataba de hacer todos los personajes de las caricaturas, ya con lápiz y papel.
Me contaste que tienes una hermana mayor y otra menor, y que esta circunstancia te sensibilizó con lo femenino, ¿de qué manera?
Sí, crecí con total empatía hacia la mujer y creo que debe ser respetada en su espacio y su persona. Sí he tenido amigas que fueron criadas para servir a los hombres de la casa y sin aspiraciones, pero en mi casa cada quien tenía una responsabilidad y se respetaban nuestros espacios. Se me quedó eso muy presente porque creo que debemos ser empáticos con ellas y no minimizarlas.
Cuéntame cómo fuiste descubriendo tu ser gay, cómo lo compartiste con tus amigos y familia nuclear, cómo fue el primer enamoramiento o experiencia sexual.
Creo que ocurrió orgánicamente. Fui un niño artístico, sensible y muy serio. Creo que me refugié mucho en ser alternativo, en general. Ahí encontraba mi nicho y me sentía cómodo aprendiendo del arte, de ver películas y oír música emergente. Con mi familia todo bien, te puedo contar que reíamos a carcajadas viendo juntos Desde gayola, en la tele. Siempre he tenido mi espacio y respeto. Con el primer enamoramiento fue súper imposible: es [el músico estadounidense] Trent Reznor de NIN [Nine Inch Nails, banda de rock industrial]. Descubrirlo y ver sus videos fue una revelación en todos los sentidos.
¿Podemos saber algo de tu novio: su nombre, el tiempo que llevan juntos, a qué se dedica, cómo se conquistaron mutuamente?
Se llama Chris, nos conocemos desde hace 10 años, trabaja fuera de Matamoros y solo puedo decir que todo fue amor a primera vista.
¿Qué te motivó a estudiar diseño gráfico? ¿Qué te apasionaba de las materias universitarias, eras nerd o matadito?
Después de la escuela secundaria, yo quería estudiar una ingeniería industrial. Es muy común que en Matamoros, al ser una ciudad con muchas maquiladoras, todos los egresados de las universidades [con esas carreras] encuentren trabajo aquí. Pero entré a la preparatoria y empecé hacer mi círculo de amigos y a salir, me encantaba ir a los conciertos y colarme a los antros de música alternativa. Y en el último año me decidí por el diseño gráfico porque era fan de las ilustraciones, de las portadas de discos y quería vivir de eso. En casa había casetes y discos de Donna Summer y Maná, pero me gustaba mucho el de Caifanes. Y de los extranjeros Linkin Park, Rammstein, The Cure, The Chemical Brothers. En la carrera me gustaban las materias que tenían que ver con talleres: de fotografía, pintura, diseño bidimensional; todavía me tocó “lo artesanal” del diseño gráfico. En las demás materias creo que era un alumno regular.
¿Cómo empezaste a hacer collages, con qué objetivo? ¿Desde un principio los ejecutaste en formato digital?
En la ciudad hay una ruptura, se empieza a poner muy feo el tema de la inseguridad y la “guerra en contra del narcotráfico”. Hubo algunas ocasiones que tuve que esperar en la escuela, en algún negocio y afuera del antro a que la balacera acabara. Así que decidí que mi tiempo de fin de semana lo iba pasar en casa haciendo pinturas, que ya lo hacía de manera autodidacta, las tardes estudiando en un grupo de performance y también de arte contemporáneo, y los collages los empecé hacer como válvula de escape. El salto a lo electrónico fue porque vendía con una amiga en un tianguis cultural, el primer domingo de cada mes, aquí en Matamoros, y empecé hacer libretas con collages míos. Tuvo buena respuesta y decidí meterme más; de esto hace ocho años.
¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?
Creo que el glamour, el poder que hay detrás de las imágenes, el maximalismo, la moda, el horror vacui, las drag queens, la música, el cine. Antes eran de las revistas que colecciono como Picnic, Nylon México (ya desaparecida), Celeste (ya desaparecida), y manga japonés tengo Akira. Ahora son las redes sociales y el esoterismo, del que tengo algunos libros. Yo plasmo lo que soy, mis intereses y deseos.
Describe tu proceso creativo: ¿vas juntando imágenes que te cachondean, inquietan, gustan y después las integras? ¿Guiado por qué principio y dónde las coleccionas o buscas?
Siempre bajo imágenes, desde que he tenido computadora: paletas de colores, figuras y los onvres. Siempre han estado ahí, digamos que me satisfacen, me llenan el ojo. Las colecciono en los sitios que navego –“I want it I got it” o "Me gusta, lo bajo"–, principalmente Tumblr, Twitter e Instagram, y también de algunos blogs. Para mi trabajo ahora pienso en 12 piezas, a veces me guío por los colores jugando con una paleta de color, por los elementos que traigo más presentes, algún modelo, alguna obra de arte, alguna película, etc., y también por el descubrimiento que haya tenido en algunos libros.
Además de galanes por lo general peludos, en tus collages advierto dos leitmotivs: el uso de colores rosáceos o lilas y perlas, redondas y nacaradas perlas. ¿Por qué?
La perla siempre está presente porque es como la representación del alma. Busca y verás que en todo mi trabajo la incluyo, es como mi firma. Viene de la primera vez que vi La montaña sagrada, hay una imagen de una mano que está limpiando una perla con un cepillo, y luego oí a Jodorowsky [guionista y director del filme] decir que a la perla hay que pulirla y limpiarla porque es el alma. Las flores por que son bellas y complejas también me encantan. Mi trabajo ha pasado por tres etapas: creo que la primera fue “la experimental”, más rústica y que no me dejaba conforme al 100 por ciento; la segunda fue la “pop” y ahora estoy en un “periodo rosa”, mucha piel, mucho onvre. Pero ya estoy haciendo una transición, siento que hay varios factores que me están haciendo evolucionar a otro estilo, ya pronto lo verás.
¿Qué pretendes con estos collages en formato digital? ¿Hay una búsqueda en tu obra? ¿Qué te han revelado?
Que sientan esa válvula de escape que busco y que se sientan bien, y para el segundo propósito voy a citar esta frase de Warhol: “En el futuro todos serán mundialmente famosos por 15 minutos”. Creo que la mayor parte de las personas que suben algo a redes y/o realizan un trabajo artístico buscan reconocimiento. Yo busco que todos los sujetos que aparecen en mis collages tengan un momento de brillo, aunque sea un instante, y siento que me mimetizo con ellos porque es a mi gusto y en la forma que yo quiero.
Me parece que esta obra la haces cotidianamente y la compartes en tu cuenta de Instagram por el puro placer de crear, ¿es así?
Así es, antes no tenía ni pies ni forma mi cuenta, subía un trabajo, luego de tres en tres, pero llegado a este punto planeo cada serie de collages con mucho tiempo. Y lo comparto por puro amor al arte y por sentirme bien.
¿Has expuesto tu trabajo más allá de las redes? ¿Te ha generado algún beneficio monetario quizá por un encargo?
Sí, yo te conocí brevemente con Colectivo Feral en el 2018, el día de la inauguración de la exposición. Ahí participé como artista invitado, y también he participado en otras exposiciones de forma colectiva en Guadalajara y en la Galería Crispeta de Colombia. Me han pedido trabajos especiales, como retratos y hay personas de varios puntos del mundo que tienen algo hecho por mí, o para un promotor de eventos en la ciudad de París. He participado en proyectos sin fines de lucro como lo que hice para Inspira A.C. [de lucha contra el VIH sida].
¿Cómo padeces y capoteas la censura en las mochas redes social como Instagram?
Creo que no tan drásticamente como a otros artistas, solo he aprendido a “esconder y a camuflar”, hacerlo sugerente.
No es un reclamo, pero a pesar de que te dije que en Nosotros los jotos no había censura, en nuestros collages preferiste no incluir pitos al aire o situaciones sexuales explícitas, ¿no es tu estilo?
Creo que sigo la línea: me encanta jugar con ser sugestivo, como en el burlesque “dejarlos con ganas de más”.
Coméntanos con libertad y RESPETO