"¡A la chingada los 80 años, y los 90 también!". La voz de Juan Jacobo Hernández vibró enérgica en la mesa con esta sentencia para rechazar rotundamente esa "obsesión" por celebrar las décadas de vida, que amenazan con aplicarle algunos amigos el cada vez más cercano 20 de enero del 2022, cuando cumpla precisamente 80 años.
Los siete jóvenes con los que acabábamos de comer hasta el postre de tejocotes en almíbar rieron por la postura siempre rebelde del activista histórico, al que con toda atención habían escuchado hablar, un par de horas antes, sobre Voces del otro lado, el libro que recoge entrevistas a las figuras del arte y la cultura LGBT mayoritariamente publicadas entre 1991 y 1994 en la revista Del otro lado, que dirigió.
El más divertido fue el actor Armando Espitia, de 32 años y sentado a la izquierda de Juan Jacobo, cuya reveladora plática sobre su participación en la película de una pareja gay poblana migrante en Estados Unidos, Te llevo conmigo (2020), había cerrado el ciclo de 14 actividades La resistencia es nuestra, con el que la asociación Fuera del Clóset celebró sus 11 años de trabajo en pro de los derechos de la diversidad sexual en Toluca y otros municipios del Estado de México.
El iniciador del Movimiento de Liberación Homosexual y yo viajamos bien abrigados el domingo a Toluquita, desde una Ciudad de México atravesada por los corredores del maratón. Fuimos en un vehículo con chofer facilitado por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), y la amable compañía del joven profesor de psicología César Muñoz, integrante de Fuera del Clóset.
En la UAEM, aún como estudiantes de ciencias de la comunicación, Ernesto, Neto, Monte de Oca y Ricardo, Richo, Torres empezaron como un programa de radio la aventura activista que, ya graduados, en marzo de 2016 formalizaron a través de una asociación civil cada vez más estratégica en su actuar.
Desde que nos conocimos el 7 de enero de ese mismo año en la Ciudad de México, durante una presentación de mil libro Chulos y coquetones, me consta que la amorosa pareja y sus jovencísimos camaradas de lucha han trabajado altruistamente asesorando a chicos para salir del clóset o, tras hacerlo, enfrentar el ser corridos de su casa; a denunciar el acoso por discriminación o abuso sexual, realizar pruebas de detección de VIH con acompañamiento a las instituciones de salud en los casos positivos, y organizar diversos actos, como marchas y mítines, para exigir la aprobación del matrimonio igualitario en el Estado de México.
Es increíble que el congreso local aún no haya votado a favor de modificar el código civil mexiquense, dado que la Suprema Corte de Justicia de la Nación determinó que es inconstitucional negar este derecho ciudadano, y ya son 23 los estados donde dos personas pueden casarse sin importar su sexo (Querétaro y Yucatán se agregaron en el último mes a esta lista).
"Se va a aprobar, tarde o temprano", comentó Juan Jacobo el domingo, y yo recordé que lo mismo había dicho ahí mismo y para darle ánimo a los muchachos hace poco más de un lustro, el 19 de marzo de 2016, cuando los amigos de Fuera del Clóset nos invitaron a presentar mi libro, en el que hay una entrevista con Juan Jacobo.
En la céntrica Casa de las Diligencias tuvo lugar aquel acto que fue muy significativo para mí, y en el mismo recinto de la UAEM ocurrió la presentación de Voces del otro lado, la segunda a la que asiste el hoy director de Colectivo Sol en una ciudad del interior de la República (la primera fue en Puebla, un par de días antes).
A las 12 del día Juan Jacobo subió al escenario del Teatro Isabelino del antiguo edificio convertido en centro cultural, como en otro tiempo lo hizo en otras tablas para ejecutar obras de teatro de temática homosexual como El lado oscuro de la luna (1980), también escrita por él.
En esta ocasión se sentó a una mesa con una bandera LGBTIQ más incluyente que la del arcoíris, al lado de Richo Torres, el presidente de la asociación. A mí me resultó conmovedor contemplar el contraste de edades entre quien hace más de cuatro décadas fundó el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR), hoy tan vital como lleno de proyectos, y el lindo activista, quien a sus 31 años es muy aguerrido y tiene un discurso muy bien estructurado con base en la defensa de los derechos humanos.
Siempre generoso, y afecto como yo a convivir con jóvenes para "chuparles toda la energía" que sea posible (y por donde sea), Juan Jacobo destacó entre las 15 entrevistas del libro la de Nancy Cárdenas, "la diosa que pare el movimiento de liberación homosexual".
Y también se refirió a dos de las tres que estaban inéditas, al dramaturgo Emilio Carballido y al legendario travesti conocido como la Reina Xóchitl, en las que no me detendré porque ya te he hablado ampliamente sobre ellas, querido lector, amable lectora, en otra entrega de Nosotros los jotos.
Lo que me pareció significativo de su presentación frente al grupo de jóvenes activistas fue su convicción sobre la necesidad de rescatar nuestra memoria, "porque muchos creen que el movimiento empezó en los 90 c0n las marchas carnavalescas", cuando las libertades que hoy gozan muchos jóvenes son "un logro que tiene una historia de luchas atrás, que era sobre todo de las trans, las vestidas, que siempre han estado en la vanguardia, pero han sido las más vejadas y menos beneficiadas".
Sin embargo, el movimiento de las trans es hoy el más activo, ponderó, porque nunca abandonó a sus bases ni dejó las calles, mientras que, en general, "el movimiento gay se hizo homonormado, clasista, racista, el epítome del consumismo y la frivolité, con unos jotos vergonzantes que reniegan de todo lo que no es para su satisfacción".
En una época inmersa en el ruido distractor de las redes sociales, lo que busca el libro –dejó muy claro– es incitar a ser curiosos y leer, porque "la gente que lee es la mejor preparada para la vida". En particular, les aseguró Juan Jacobo, al acercarse a estas entrevistas verán "la vigencia de lo que se escribió hace 30 años y que confluye con lo que están viviendo ahora como personas de la diversidad sexual".
"Hay que recuperar nuestra historia y desarticular la violencia, la vulgaridad y el desprecio que se advierte en los ataques a las personas, para que sean como cada quien quiere ser; aquí hay mucha información para contestarlos y rebatirlos".
Esa vulgaridad y desprecio hacia los gays y las trans, nos evidenció el actor Armando Espitia con algunas anécdotas, está muy presente en la industria del cine.
El encantador muchacho empezó por proponer que nos sentáramos en un círculo para hacer más íntima la charla, y así se sintió tan en confianza que reconoció que los distribuidores de Sony en México hicieron que la historia gay de Te llevo conmigo pasara casi desapercibida.
A diferencia del cartel promocional en Estados Unidos, que mostraba a la pareja gay protagonista en arrumacos y a punto de besarse, acá optaron por la escena en que uno de ellos abraza al hijo que tuvo en una relación anterior, para despedirse porque emigrará a Estados Unidos a buscar mejores oportunidades.
"No podía creer que hicieran eso con la película, estos tres hombres blancos, cisgénero y mayores que toman las decisiones de Sony Pictures en México", comentó. Y yo intervine para agregar que le faltaba un adjetivo: estúpidos. Porque incluso comercialmente resultaba mejor estrategia promocional la escena del beso.
A todos nos conmovió que al obtener el papel, Armando fuera quien en la entrevista con la directora Heidi Ewing llevara la voz cantante haciéndole muchas preguntas para conocer qué idea tenía esa "mujer blanca, gringa y heterosexual" sobre el personaje del cocinero gay que interpretaría.
"Como homosexual no quería que esta historia se planteara de una manera no digna para la comunidad", dijo.
Le tranquilizó que el guion estaba basado en la historia real de una pareja de poblanos que emigraron a Estados Unidos y hoy son dueños de una cadena de restaurantes con más de cien empleados, y ambos eran amigo cercanos de la directora.
Armando también nos contó con vergüenza que, por la necesidad en que lo colocó no haber tenido trabajo durante la pandemia, aceptó la primera propuesta que le llegó para hacer el papel de una chica trans.
"Creo que son las actrices trans las que tienen que hacerlos, pero yo tenía necesidad económica y lo acepté", confesó.
Pero se reivindicó tratando de dignificarlo al proponer que no fuera estereotipadamente sexualizado, como lo planteaba el guion.
Tiempo después lo volvieron a buscar para hacer un papel similar en una importante producción para Netflix, con el director Luis Estrada y al lado de actrices como Ana de la Reguera y Ana Martin. Y ahora sí declinó proporcionándoles una lista de actrices trans para que las buscaran.
"¡Y contrataron a un hombre cisgénero!", se lamentó y nos refirió que hay directores y productores que ven solo como una "moda" incluir en las historias a personajes de la diversidad sexual, sin darles un trato digno.
¡Vaya que a pesar de los indiscutibles avances en nuestros derechos como personas de la diversidad sexual, no podemos bajar la guardia y la resistencia tiene que ser nuestra!
"Por mi edad y mi historia siento responsabilidad de educar en este medio (cinematográfico) en el que no tienen oportunidades las actrices trans", aseguró.
Armando estuvo de acuerdo conmigo en que así como él ha representado personajes heterosexuales, una actriz trans podría ser llamada para realizar todo tipo de papeles femeninos.
Y ya en la mesa del restaurante Café con Leche, cuchareando el consomé de pollo, nos confió que para escoger al actor que sería su pareja en Te llevo conmigo tuvo que besarse con todos los que se presentaron al casting, porque la directora buscaba que el elegido fuera alguien con el que tuviera "mucha química".
"Eso no estuvo padre hasta que empezamos a seleccionar a los guapos". Y quien obtuvo el papel fue Christian Vázquez, un chavo muy alivianado y heterosexual. A mí se me vinieron encima muchas preguntas indiscretas, pero por esta vez preferí seguir cuchareando mi sopita caliente (ya le pediré una entrevista al entrañable Armando).
¡Viva el activismo radical que, como bien dijo mi amado Neto Montes de Oca, surge de la reflexión y la crítica! ¡Larga vida a mis amixes de Fuera del Clóset y, por supuesto, al siempre jovial Juan Jacobo Hernández!
¡Hasta el próximo choque de chichis y braguetas, señoras y señores míos! Que será el martes 4 de enero de 2022, porque en diciembre nos vamos ALV (a las vacaciones).
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