Te has suscrito correctamente a Nosotros los Jotos
¡Buenísimo! A continuación, completa el pago para obtener acceso completo a Nosotros los Jotos
¡Has iniciado sesión correctamente!
¡Éxito! Tu cuenta está activada, ahora tienes acceso a todo el contenido.
¡Éxito! Tu información de facturación se actualizó.
La actualización de la información de facturación ha fallado.
Lésbicas humedades

Lésbicas humedades

Por Antonio Bertrán

Hola papá soy tu hija./ Ya sé hacer tortillas./ ¿Ya me puedo casar? Citlalli Santos (20 años), Cumbia de la lencha.

Sentada a la cabecera, Odette Alonso descorcha alegremente la botella de vino que su novia Paulina Rojas acaba de traer a la mesa. "¡Esto va a terminar en una bacanal lésbica!", advierto desde mi esquina del comedor, y estallan las primeras carcajadas que abundarán a lo largo de una hora de entrevista.

Colmadas las copas de un buen tinto mexicano, brindamos por Versas y diversas que, como proyecto amoroso de pareja, coordinaron y acaba de aparecer, pese a la pandemia, con una "muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea". La primera, al menos que ellas sepan, que reúne la obra de medio centenar de mujeres que abiertamente "cantan al amor entre mujeres".

De ahí que son versas y no versos las que escriben estas 53 poetas vivas, diversas por las geografías donde nacieron en la República mexicana, o desde donde se arraigaron aquí, y también por las generaciones a las que pertenecen, entre los 20 y los 81 años.

El volumen, muy bien impreso, está editado –pásmate, querido lector, amable lectora– por una universidad de "provincia", la Autónoma de Aguascalientes.

"Todo es muy femenino", advierte Paulina sobre el trabajo y la selección que hicieron entre el abundante material recibido luego de lanzar una convocatoria abierta, el 21 de marzo de 2018, dentro de las celebraciones del Día Mundial de la Poesía.

La respuesta las sorprendió por el número de interesadas, que habían calculado en solo una veintena, y también por la calidad de las versas enviadas por poetas que no tenían en la brújula que suele apuntar hacia los conocidos nortes de autoras cuya amistad frecuentan, como Reyna Barrera (Ciudad de México, 81 años), Rosamaría Roffiel (Veracruz, 75 años), Sandra Lorenzano (Buenos Aires, 60 años, emigrada al DF. en 1976) o Artemisa Téllez (Ciudad de México, 41 años).      

Durante el proceso de selección, la pareja que ha compartido la vida desde el 18 de abril de 2017,  asegura que en ningún momento se agarró a "versazos", aunque la principal discrepancia a conciliar fue que Paulina se resistía a incluir autoras heterosexuales.

"Para mí no era problemático que ellas en su cama hicieran lo que fuera, siempre que el poema se refiriera al deseo por otra mujer", aclara Odette, siempre incluyente, y así terminó por convencer a su amada Nené. En el libro hay, por lo menos, un 10 por ciento de autoras a las que no les gusta hacer tortillas.

Ahora que Paulina pone como requisito para considerar como poesía o literatura lésbica "que sea una mujer la que escriba del deseo hacia otra mujer, porque si es un hombre el que escribe, ahí sí yo pondría una traba, pero es más una cuestión personal; por eso fue que acepté [incluir a las heterosexuales]".

Y Odette acota: "Yo creo que hay que dividir muy bien: una cosa es ser lesbiana y otra es escribir poesía lésbica. Hay muchas lesbianas que no escriben poesía lésbica; hay otra que no son lesbianas y sí la escriben.

Visibilizar la poesía lésbica contemporánea es la intención de esta muestra, ¿pero qué aspectos en concreto de esta querían visibilizar?

Odette: Yo creo que lo lesboerótico, más que nada. En eso de la literatura lésbica en general hay un límite, y me imagino que entre la gay también, que se circunscribe al acto amoroso más que a otros tipos de luchas. Esos otros tipos de luchas, por ejemplo en el caso de Rosamaría [Roffiel] están en su novela Amora, con una relación entre mujeres lesbianas que va más allá de lo carnal o del deseo, pero por lo general en la literatura lésbica hay una preeminencia de la relación carnal, por lo menos desiderativa, de que quieres con esa vieja (risas). Y por lo tanto, en toda la gama de la visión de los pomas que están incluidos la mayoría son, digamos, de amor, de desamor o sobre esa cuerda.

¿El nivel de deseo es lo que determina la diferencia entre los términos lesboerótico, lesboamoroso y lesboafecitvo?

O: El nivel de concreción de ese deseo (risas).

Entre sorbos de vino, en la charla Paulina, chilanga de 33 años y licenciada en letras hispánicas por la UNAM, concede el primer turno para responder a su Cosi, como cariñosamente llama a Odette, 57 años recién cumplidos, poeta cubana de reconocida trayectoria y afincada en México desde hace casi tres décadas. Pero las puntualizaciones de Paulina brillan como perlas muy acertadamente engarzadas.

"Me va a tocar a mí hacer la pinche antología", pensó Odette (izquierda) cuando una investigadora gringa le preguntó por qué las lesbianas mexicanas, a diferencia de los gays, carecían de libros sobre su realidad. "Como una tiene esas misiones en la vida de la promoción cultural", dice y agrega dirigiéndose a Paulina: "y dio el afortunado momento que tú llegaste a mi vida, eso se conjuró".

Cabellos, bocas, ombligos...

Ahora que lo pienso, la bacanal lésbica que había previsto como remate de esta tarde del viernes 19 de febrero, en realidad empezó para mí dos días antes al leer de la A, de Adriana Cisneros Garza (Monterrey, 43 años), a la Ye, de Ytzel Maya (Ciudad de México, 27 años), la obra de las autoras presentadas en orden alfabético por el nombre, y no el apellido paterno, con el propósito de romper el pacto patriarcal.

Las coordinadoras habían pensado primero ordenarlas por el apellido materno, pero como la primerísima intención del libro es visibilizar a las poetas, subraya Paulina, optaron por el nombre porque "es lo que te hace persona".  

Me sentí muy a gusto entre las 182 páginas de Versas y diversas, asombrándome como si espiara –confieso que por primera vez– una bacanal lésbica. Reina en los poemas un fino, ardiente y hasta sadomasoquista lesboerotismo que si bien como jotito no me calentó, ¡casi me moja!

"Hay un elemento líquido, amniótico, ¡las humedades inundan a la muestra!: 'ríos dulces', 'prístina humedad', 'néctar salado', 'tu lira húmeda', 'se desbordaron los ríos/ y el salitre calcinó los recuerdos'. ¡No sé cómo no se corre la tinta de las páginas!", digo y manan de Paulina y Odette caudalosas carcajadas.

"Claro, es algo fisiológico, a ustedes las mujeres el deseo las moja, aunque para no ser tachado de sexista diré que nosotros los hombres también lubricamos, aunque menos".

¿Hay que leer Versas y diversas con traje de buzo o ahogarse en su mar salada?

Odette: Pues, mejor ahogarse, ¿para qué vas a ponerte un traje de buzo?...

Paulina: Así nos vas a sentir.

O: Eso ni embaraza, no es como otra cosa... (risas picaronas).

Entonces hay que ir totalmente a…

O: Disfrutar esa agua, sí. Los líquidos son elementos de conexión.

Y de vida.

P: Y hay un asunto, no sé si es una lectura que ya estoy yo inventando, pero cuando hay humedad generalmente hay consentimiento. Ahora que lo mencionaste, en mi cabeza todas las conexiones empezaron a decir eso: si hay humedad quiere decir que sí, hay deseo. Si no hay humedad, no hay consentimiento. Entonces para las mujeres, yo creo que es importante sentir la humedad porque eso significa que eres deseada, y que puedes seguir.

O: Había unos memes que decían: "El grito puede fingirse pero la humedad no miente". Además es un elemento muy íntimo, entonces tampoco es que sea una cosa que se vea, como una mirada que dices: "Ah, esta chica me está mirando mucho". Pero ya la humedad es una cosa del acto íntimo.

“...porque nacimos mujeres en un espacio inhabitable que tuvimos que adaptar para llamarlo hogar", Ytzel Maya, Adrienne Rich me susurra un mapa. Por eso, que en todo hogar lésbico esté Versas y diversas "en un lugar importante, siempre a la mano", aspiran sus amorosas coordinadoras.

¿Hay palabras, sustantivos, imprescindibles en un poema lésbico?

O: No sé. No, yo querría que no los hubiera, que cupieran todos los sustantivos, pero tal vez sí hay, no sé. Por decir, sí hay algunos sustantivos: manos, porque te tocas, pero no sé, tendríamos que verlo en el sentido que tú lo has visto.

No hice un análisis por campos semánticos, pero sí me brincaron muchas palabras. Les digo algunas: Luna, que aparece varias veces y es hasta cliché del lesbianismo; libélula, flores, mar, luciérnagas. Y luego iremos a las partes del cuerpo.

O: Yo creería que serían las partes del cuerpo: ojos, manos. Qué bien que veas otras.

Ahora vamos al cuerpo, que es omnipresente, aunque curiosamente no hay cuerpa (risas). En este corpus, y sobre ese cuerpo de mujer generalmente amado, abundan las bocas o sus labios y lenguas, y los cabellos; también me llamaron la atención los ombligos ("que crezca la lumbre/entre nuestros ombligos", Sandrah Mendoza), y recuerdo solo una vez haber leído con todas sus letras clítoris ("es mi idea/ vaga/ lasciva/ de tu clítoris polinizado", Joelia Dávila) y vulva ("Tiré mi vulva/ como si fuera un ladrillo", Romina Cazón), aunque hay alusiones metafóricas ("Entre tus piernas/ tu otra boca me llama/ con un canto que hechiza, Rosamaría Roffiel"). ¿Podemos decir que esas anatomías seducen particularmente a la pluma lésbica?

P: Parece que sí.

O: Claro (y se entusiasma): Si tú estás queriendo conquistar a una muchacha o vengarte de ella o lo que sea de otra mujer, pues sí. Incluso si tú buscas con cierta consciencia crear ese hilo de conexión con la otra mujer a la que le gustan las mujeres, hay ciertas partes anatómicas o emocionales, emotivas, que sí creo van a estar presentes.

Me brincó mucho la palabra cabello, y es algo muy distintivo de la mujer.

O: Claro, el pelo... Porque la poesía, en estos casos, es parte del cortejo, y en el cortejo tú echas manos de cómo vas a calentar a la otra (carcajadas). En el caso mío, alguien me dijo alguna vez que en Espejo de tres cuerpos había muchas manos, que era una palabra que se repetía mucho, entonces es posible que para mí las manos sean...

Lo que más te gusta, claro, como cada quien tiene sus partes fetiche. Y esta idea del cortejo, que también mencionan en la presentación del libro, es porque algunos poemas pudieron haber sido escritos no para publicarse sino para una amada o como un desahogo.

O: Sí, yo lo creo así totalmente. Con excepción de las que somos profesionales de la literatura, las otras chicas escriben para la chava de la que están enamoradas o que quieren enamorar.

Salvo poquísimos poemas de desamor y despecho, siento que no hay dramas en la muestra, sino mucho deseo y gozo.

O: Yo creo que es algo que nos surgió del inconsciente, como estamos enamoradas hicimos una selección desde el amor.

Derribar estereotipos y dar paz

Después de leer la muestra de poesía lésbica mexicana contemporánea creo que además de visibilizar, también deslumbra por su riqueza poética y variedad temática, y hasta me sorprendió derribando estereotipos relativos a la delicadeza y pudor femenino.

En otras palabras, me sentí como el jotillo cándido descubriendo el mundo de la pasión sáfica, donde también hay sexo sin amor, escarceos eróticos en la escuela y hasta sadomasoquismo e impulsos pedófilos. Aquí algunas perlas de esas versas:

"El amor es una especie de palabra sucia/ aquí estoy, otra vez, desvanecida en el departamento de alguien/ así es como me gusta vivir, al borde/ desvanecida con alguna perra de labios atractivos, obscenos/ feos o muy cachondos con sabor a nada para mí", Miranda Villalobos (24 años), Poema de corazón vacío.

"recordé las travesuras de la pubertad/ escuela del opus dei, Majo mi primera amante/ escondidas entre las tupidas buganvilias/ para sentir sus ramas, espinas y pétalos en la piel […] Correa y arnés puesto/ me privas de la vista/ me excita el tiempo de espera hasta que llega la fusta", María José Vázquez Moreno (28 años), El juego.  

"y yo me vuelvo recuerdo distorsionado de tu ruta/ ya me olvidaste/ me olvidaste/ en la esquina del cine porno en el que entramos/ en esa avenida de bar para todas las edades", Montserrat Ramírez Quezada (30 años), Evite el exceso.

"Me gritarán 'imbécil', 'estúpida',/ pero deben entender/ que no es asunto de la voluntad/ mirar por debajo/ de la falda/ de las jovencitas", Nadia Contreras (44 años), La cama aparte.

¿Consideraron este posible efecto de deslumbrar y sorprender al lector tirando estereotipos de las lesbianas?

O: Sí, y eso es fundamental en toda la literatura lésbica, que no solo sea lo que la gente se cree que es. Incluso es tumbar estereotipos hasta de las mismas lesbianas, porque entre estas chicas hay chicas que son más masculinas, chicas que son más femeninas, y tienen un apertrechamiento a ciertos estereotipos, y el hecho de ver un poco más y que sea un poco más fluido el posicionamiento, digamos, ante la poesía, es importante.

En el prólogo, Paloma Mora mira a estas poetas como islas que conforman un mapa de singularidades. Esto me recordó al grupo Contemporáneos, definido como un archipiélago de soledades. Pero creo que en Versas y diversas uno entra a un oasis de sororidad, ¿o estoy romantizando en aras de ser empático?

O: No, es cierto. Y además es cierto el modo en que como grupo nos hemos comunicado, porque esto es el resultado de un trabajo. Y cuando mandamos un correo y todas ellas responden, o ahora que hay que mandar a sus ciudades el libro algunas dicen: "Mándamelos a mí y yo lo distribuyo entre las otras", sí hay un espíritu de cooperación, de solidaridad, entre ese grupo de gente que no se conoce [en persona]. Es bonito ver que, además del hecho de juntar en un libro un montón de gente, también esa gente puede formar una comunidad, que ya está conectada.

Ya hay un vínculo.

P: Sí, y en este correo último que mandamos [celebrando la aparición del libro impreso] era esperanzador y lindo ver cómo todas se agradecían, se saludaban y todas decían: "Qué ganas de conocerlas, de estar cerca de ustedes y de leernos juntas".

"La modestia ante todo", responde Odette sobre su presencia en la muestra con tres poemas. Paulina aclara: "Ella no quería, y yo le dije 'Sí, chica, tú tienes que estar'".

¿Qué efectos esperan que el libro produzca en la lectora lesbiana y la lectora heterosexual, en el lector hetero y gay?

O: A mí me parecería que el lector gay es el más difícil de convencer, porque ustedes son como muy cerrados a otros ámbitos, ¿no? Digamos que para mí el lector gay es un reto. Yo quisiera que cualquiera de esos lectores que tú has mencionado se acerquen al libro sin prejuicios, porque luego ya ves que siempre está el que dice: "Ay, eso es de lesbianas, nada más para que lo lean las lesbianas". Igual y no, pero a mí me parece que los hombres serían el sector al que sería más difícil llegar, porque en las mujeres de cualquier modo hay ese espíritu femenino, y para las chicas, a menos que fuera una persona muy retrógrada o tradicionalista, no habría mucho conflicto en acercarse a la poesía de otras mujeres. Será muy interesante ver cómo reaccionan los otros sectores masculinos.

Para el heterosexual supongo que puede tener algo de chachondeo.

O: De morbo, claro.

P: Algo de voyeur. Sí está bien tener una diversidad de públicos y lectores, pero sí me interesa que lo lean las mujeres lesbianas o bisexuales, porque siempre leerte y saber que lo que tú estás sintiendo lo están sintiendo 53 personas más es esperanzador, sanador y te ayuda a entenderte. Antes yo estaba sola en un mundo de heterosexuales, conocía a pocos chicos gay pero a ninguna lesbiana, y la necesidad de buscar a una mujer que estuviera en la misma situación fue importante para no sentirme mal. Entonces mi mayor interés es que las mujeres lesbianas lo lean, se acerquen y les dé paz.

Mientras está disponible la edición electrónica, Versas y diversas se puede conseguir impreso contactando a Odette Alonso o Paulina Rojas en sus redes sociales, o a través de la mismísima página del libro en Twitter @VersasyDiversas, o en Facebook:  https://www.facebook.com/Versas-y-diversas-Muestra-de-poesía-lésbica-mexicana-contemporánea-920421351454019/

¡Hasta el próximo choque –húmedo– de chichis y braguetas, señoras y señores míos!

Pero si quieren seguir aquí otro ratín, les dejo estas evocaciones que relacionaron Paulina y Odette con palabras extraídas de las versas:

P. Lesbos: Isla.

O. Corpus: Entero.

P. Libertad: Imposible.

O. Desnudo: Corpus.

P. Fiesta: Odette.

O. Labios: Tuyos (mirando a Paulina).

P. Yo amo a una mujer: Yo.

O. Tus senos tan pegados a los míos: Sofá.

P. Miedo: Sociedad.

O. Alma: Alma… alma… alma, espiritual.

P. Cuello: Beso.

O. Muslos: Muslos flacos (mirando a Paulina).

P. Pubis: Melón.

O. Ríos: Ríos caudalosos.

P. Boca: Suave.

O. Beso: Siempre.

P. Descalzas: Pasto.

O. Lastimar: Poco.

P. Jovencitas: Odette también. No, no es cierto (Odette interviene: "Sí, dilo: ¡Odett!").

O. Masturbarte: Antes.

P. Libélula: Noche.

O. Caracol: Esta (señalándose con el índice la entrepierna).  

P. Amante: Bandido.

O. Sueño: Dorado.

 

   

 

Coméntanos con libertad y RESPETO