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El peor insulto por 9 siglos

El peor insulto por 9 siglos

Por Antonio Bertrán

La lingüista dijo "puto". Luego agregó: "Chinga tu madre", "vete a la verga", "hijo de perra"...

Y en lugar de pensar: "¡Qué señora tan grosera, que le laven la boca con jabón!", estas palabrotas que la doctora Concepción Company soltó en ráfaga injuriosa, a mí me sonaron como bálsamo una tarde de este pinche encierro debido a la recabroncísima pandemia del Covid-19.  

Afecto a todos los gozos de la lengua, cada miércoles de mayo seguí con deleite las conferencias virtuales de la especialista dentro del ciclo  La gramática en la construcción histórica de México, que impartió como integrante de El Colegio Nacional.

Cuando anunció que la charla del 13, Descortesías de ayer, hoy y siempre, versaría sobre el mundo de los insultos, intuí que ocuparía un lugar preponderante ese de las cuatro letras que me hirió muchísimas veces en la juventud. Y no me equivoqué.

"Puto es de los grandes, grandes insultos que siguen hasta la fecha", dijo la académica de la lengua y, abriendo los brazos en parodia de los léperos fanáticos, recordó el grito homofóbico en los estadios de futbol.

"Debo decir que la primera documentación de puto en testimonios escritos del español está en 1284 en los Fueros de Castiella, y es: aquel que diga puto se le castigue con tantos maravedíes; o sea: pague. Por lo tanto, cuando se dice un insulto hay que pagar, no pedir perdón".

¡Toma, chango, tu banano y siéntate en la porra!

Pero en el mundo oral, del mercado y la banqueta, el denuesto por antonomasia de la virilidad debió gritarse un siglo antes, me ilustró la profesora de la UNAM el último viernes de julio, en una entrevista telefónica que terminó en charla de alta jotería filológica y tuteo.

"Lo que pensamos quienes nos dedicamos al cambio lingüístico es que cuando una forma se documenta lleva por lo menos tres generaciones antes en el ambiente de la calle, en la casa, en la vida cotidiana".

Suponiendo que en aquellos poco higiénicos años del siglo XIII, siguió explicándome la lingüista con esa generosidad de quien disfruta enseñar, "vivían un promedio de 35 o 40 años, calcúlele usted unos 100, 110 años antes".

¡Madres! ¡Puto ha sido un insulto durante 900 años!

"Si estoy hablando de insultos ni modo que me muerda el rebozo, yo no tengo ningún empacho en llamar a las cosas por su nombre", me aclaró la lingüista sobre la naturalidad con la que decía las palabrotas en su conferencia. Foto: Cortesía Concepción Company Company. 

500 sueldos por denostar

El mundo de los afectos, como el de los insultos, permite una descarga psicológica y está ligado a la necesidad de colaboración de los seres humanos, que cuando no ocurre como la esperamos, "hay quiebres, inventamos rupturas, que en parte serían los insultos", para lograr que el otro reaccione y siga colaborando, me puso en contexto la filóloga.

En el Corpus Diacrónico del Español (CORDE), disponible en la página de la Real Academia Española de la Lengua, la búsqueda de la palabra puto arrojó 326 concordancias en 183 documentos (algunos en latín, lengua madre en la que puto, de putare, significa pensar; ya abordaremos la raíz latina de nuestro término castizamente infamante).

Entre esos resultados encontré el referido por Concepción, que contiene un delicioso término que debemos agregar a la mar de sinónimos y eufemismos para nombrarnos a Nosotros los jotos: fududincul.

El Libro de los fueros de Castiella, de autor anónimo como suelen ser los ordenamientos y códigos legales, en su título CV (105), De los denostos & de las calonias (De los insultos y de las calumnias), sentencia:

"Esto es por Fuero de Castiella de los denostos que an omezidio & que an calunnias, et a esto deue prouar con çinco testigos. Et sy prouar, deue pechar la calonnya trezientos sueldos por cada vno d'ellos. si'l dixiere: Traydor, traydor prouado, o cornudo, o falso, o fornezino, o gafo, o boca fediente, o fududincul, o puto, sabido en estos denuestos en cada vno d'ellos, si es fijodalgo, á quinientos sueldos, et sy es labrador, á trezientos sueldos".

No te angusties, querido lector, amable lectora, ahora te comparto la explicación y traducción al español moderno de la doctora Company, quien me hizo ver que la fecha de 1284 registrada en la ficha del CORDE está antecedida por una a, lo que indica que el documento es incluso más antiguo, anterior a ese año.

Así me ilustró la profesora del Instituto de Investigaciones Filológicas sobre el texto medieval y su lista de insultos:

"En estas fechas, Castilla acababa de unirse con León, se llamaba Reino de Castilla, pero era Castilla con León. Los fueros, el mundo foral son leyes que regulan la vida, y solo se regula lo que es cotidiano y causa conflicto.

"Esto es: Respecto de las ofensas o insultos y calumnias, que son mentiras, que han causado homicidio y que debe probar con cinco testigos. O sea, si alguien insulta y alguien miente para que le dé carácter de procedimiento legal tiene que probarlo con cinco testigos. Y si lo prueba, debe pechar, debe pagar, el que calumnia 300 sueldos por cada uno de ellos.

"Sueldos viene de sólido, no sé lo que entendían ellos por sueldo, pueden ser 300 panes o 300 cebollas o 300 lo que ellos entendieran por un sueldo, es una unidad en sólido (era una moneda de cuenta, equivalente a 9.325 gramos de plata https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2561073).

"Si él dijera: traidor, traidor probado, que debe ser otro tipo distinto del traidor simple; cornudo, que era un insulto mayúsculo, o falso, o sea mentiroso, o fornezino, cogedor, o gafo, leproso contagiador, o boca fediente, que puede ser en los dos sentidos, literal, de ahí viene hedor, hediente, que echa hedor, o que le salen sapos, una persona mal hablada, o fududincul o puto, que es lo mismo, es que prefiere relaciones por el culo, anales.

"Sabidos en estos denuestos, por cada uno de ellos, si es fijodalgo, si es hijo de algo, si es noble o tiene cierto estatus, entonces tendrá que pagar 500 sueldos; si es labrador, a 300 sueldos le toca el insulto".

Que haya tantos sinónimos para insultarnos a Nosotros los jotos indica que "el machismo y la homosexualidad van de la mano, son dos ángulos de lo mismo, que se tocan", afirmó Company. Foto: Valerio Gámez, Pinche Puto, 2011.

–Supongo que aplicaba si le decían a alguien puto y no lo era, ¿pero si lo era?

–Es que el insulto tiene la característica de que no es una relación directa con la realidad, por eso es un insulto. El insulto tiene que tener un desplazamiento de la realidad, por eso es tabú. O sea, tan insulto resulta si no lo es como si lo es y no ha querido salir del clóset, porque a esta gente anterior a 1284 supongo que le costaba salir del clóset más que ahora. Entonces puede ser que no lo sea y "¡Me lo repites porque yo soy un macho muy macho!", o bien porque lo fuere y no quisiera hacerlo explícito.

Pero hay un documento aún más antiguo con la simpática palabrita, también registrado en el CORDE: Los Judizios (juicios) de las estrellas, fechado entre  1254-1260. Se trata de un libro de astronomía, que entonces no estaba separada de la astrología, me ilustró Concepción, y que fue encargado por Alfonso X el Sabio, a su parecer, el rey "más fregón" que ha habido.

Ahí el término es más descriptivo que ofensivo porque advierte, en síntesis y actualizada la redacción, que si Mercurio está en la casa de las enfermedades en manifiesto ascendente y mirando a Marte, el nacido hará "gestos de hombre puto", pero no lo será (¡fiiiiuuu!).

"Yo creo que aquí está asociado con el mundo grácil, afeminado", aclaró la lingüista.

Pero a continuación advierte el autor, cuya identidad se desconoce, que si Mercurio estuviere en retrógrado será puto evidente en apariencia y actuar (¡maldición!).

En México no tenemos culo

El Breve diccionario etimológico de la lengua española (FCE, 1998), de Guido Gómez de Silva, incluye puto dentro de puta y advierte que ambos términos vienen del latín puttus, que significa niño, muchacho (en femenino para puta).

"Es que el mundo de la homosexualidad ha estado asociado, yo creo que desde siempre, a un mundo feminizado, de las mujeres, y aquí la culpabilidad de todo la tiene el machismo", explicó Concepción.

"Se asocia con un mundo infantil, empequeñecido, que no llega a adulto todavía y que tiene modales y comportamientos gráciles, así como era el estereotipo femenino y lo sigue siendo para muchas culturas".

En México, puto es el gran insulto porque está asociado al gran tabú nacional que es culo, sentenció la especialista en su conferencia virtual y yo casi me caigo de nalgas.

"Históricamente, culo es una palabra asociada desde las primeras documentaciones al órgano con el que se ejerce la actividad homosexual masculina", afirmó la ponente y citó un ejemplo muy temprano de la Nueva España, fechado en 1576, que registra el Corpus Diacrónico y Diatópico del Español de América (CORDIAM), que coordina en la Academia Mexicana de la Lengua.

Es un documento jurídico inquisitorial en el que una mujer acusaba a su marido: "...pensando que hera puto, como ella se lo avia llamado, y creyendo que la había acometido por detrás".

Nacida en Madrid el 8 de diciembre de 1954, Concepción Company Company llegó a México hace 45 años para estudiar un curso de verano cultural en la UNAM, pero ya no regresó a su tercer año a la Complutense porque se enamoró de un joven abogado mexicano y se casó con él en diciembre de ese 1975. Previo examen general y muchos papeles, en la misma UNAM le convalidaron algunas materias de la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas. Procreó dos hijos varones.

"Recuerdo que mi suegra se desmayaba cada vez que me oía decirle a uno de mis hijos: 'Niño, ven, que te voy a limpiar el culo'", me relató Concepción cagada de risa.

Sí, el término lo transformamos en una metáfora positiva para significar lindo o simpático, como en: "El niño  está cagadísimo". Es una consecuencia de que no tenemos culo en México y no nos cagamos en nadie, a diferencia de España, donde las botellas tienen culo, no fondo como acá,  y es muy común oír: "¡Me cago en la madre que te parió!"

–Llegada la necesidad de insultar, ¿usted qué términos usa?

–Debo decir que, a pesar de ser mujer, hijo de puta me parece que define a alguien perfectamente. Pobre madre, qué culpa tuvo de tener a semejante tipo, hijo o hija de puta. El término también es muy estable, muy nuclear de la lengua: el fi de puta está documentado desde hace mil 500 años, y se debió usar tanto que se abreviaba: Fi, de fillo, hijo. Fi de puta, hi de puta, uf, está documentadísimo en España y en la Nueva España también.

–Aunque serían equivalentes, ¿prefiere esta fórmula, que es más castiza, a hijo de la chingada?

–Ah, no, también lo digo cuando cambio de dialecto, soy bidialectal claramente, bicultural. Es que la pedrada depende de cómo es el perro (insulto muy usado en el virreinato). Si el perro es mexicano, yo le digo hijo de la chingada, y me lleva la chingada. Cuando voy a Argentina, donde he vivido y trabajado con mucha frecuencia, no puedo decir hijo de la chingada porque no tiene ningún efecto, pero puedo decir hijo de la gran concha.

"En todos lo usuarios de cualquier lengua en el mundo, aquello que es minoría solo tienen derecho a usarlo las minorías", como hizo el promotor cultural gay Salvador Irys con este tatuaje.

–En nivel de insulto, ¿son iguales puto y puta?

–No, las dos son de degradación, pero significan degradaciones distintas. Yo creo que en Mexico el peor insulto que se le puede hacer a alguien es decirle puto. Las mujeres siempre andamos por medio como tapete, como trapeador, porque lo insultan como mujer (afeminado), ¡que es el colmo! Lo único que se puede hacer es educar, cosa que no han hecho los gobiernos desde nunca. Educar en el respeto, en la igualdad, porque las multas (a los equipos de futbol por el grito homofóbico en los estadios) solo sirven para que alguien se las embolse. Tiene que cambiar la sociedad para que cambie la lengua. Ya el colmo de los colmos es cuando entre hombres se refieren en femenino: "¡Puta, perra!". Cuando oigo insultarse así a hombres, gente joven, les digo: "Tengan los huevos de insultarse en masculino, cabrones".

Hipótesis sobre joto

Jugando con las palabrotas, próximos al tuteo que, con esa simpatía de las personas generosas ella terminará proponiéndome, le dije a Concepción que antes de que se la llevara la chingada con tantas preguntas mías, termináramos abordando el origen del mexicanismo que da nombre a este sitio.

"Yo tengo una hipótesis de joto, incluso lo he explicado en mi curso de licenciatura, pero no estoy segura de que sea una hipótesis buena, porque le falta continuidad de documentación, porque evidentemente es dificilísimo de documentar un insulto", me advirtió agregando que no le convencía mucho lo de la crujía J de la cárcel de Lecumberri, donde se dice que encerraban a los homosexuales a partir de su inauguración en 1910.

"Me parece que es etimología popular, algo que corre de boca en boca y no nos consta", consideró.

Efectivamente, Jaime Cobián documentó en Los jotos (Prometeo Editores, 2013) que el término es más antiguo, aparece en una crónica publicada por el periódico El Mono, en 1833.

La hipótesis de la filóloga me entusiasmó por su lógica:

"Hay un verbo en latín, saltare, que da saltar pero, por evolución fonética en la que no voy a entrar, termina dando xotar, escrito en español del siglo XIV con equis; se pronuncia como Xochimilco. Y las dueñas, las mujeres del Arcipreste de Hita, en el Libro del buen amor caminaban a pasitos, xotaban, o sea, iban a pasos chiquitos, muy femeninamente.

De xotar viene este baile que es la jota, en el que dan brinquitos. Es un baile en Zaragoza, en la zona de Aragón, hay jotas catalanas y hay jotas también aquí, llegaron a América y están resemantizadas en la zona de Veracruz. El asunto es que brincaban y las mujeres del Arcipreste y algunas dueñas que aparecen, por ejemplo, en los textos del Marqués de Santillana (siglo XV), caminaban femeninamente, xotaban y eran xotas.

"Yo creo que, lexicalizado con jota, por ahí podría venir una base etimológica de joto, por asociación con este mundo femenino, grácil, de quien camina dando unos brinquitos femeninos, asociado al mundo de puto, de niño, pero no hay modo humano de documentar la continuidad y no lo puedo demostrar".

Al despedirnos ya con las palabras propias del mundo de los afectos –otro de sus temas de estudio–, reprimo la vulgaridad de decirle: "¡Que me lleve la verga si no encontramos un documento para apoyar tu hipótesis, querida Concepción!" (porque en el colmo del autoalbur, con tanto puto encierro ya estoy deseando que me lleve).

Los activistas gays David Pérez, Leonardo Espinosa y Jaime Cobián frente a las pintas que hicieron, en el Palacio de Gobierno de Jalisco, quienes protestaron a principios de junio por la muerte de Giovanni López. Foto: Cortesía CODISE.

¡Hasta el próximo choque de chichis y braguetas, señoras y señores míos!

Por favor usen bici, escriban xoto para que no los censure Sor Facebook y, sobre todo, usen cubrebocas y condón.

 

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