Alrededor de 200 lesbianas y homosexuales de ideología socialista participaron el 2 de octubre de 1978 en la primera marcha multitudinaria que recordó la masacre de estudiantes en Tlatelolco.
Iban atrás del contingente del Partido Comunista y llevaban una gran manta, de unos seis metros de largo por dos de alto, que los presentaba como la "Coordinadora de Grupos Homosexuales", recordó Yan María Yaoyólotl Castro.
Dicha coordinadora había sido integrada el 10 o 12 de agosto por los tres grupos fundacionales del Movimiento de Liberación Homosexual mexicano: Oikabeth, impulsado por Yan María; el Frente Homosexual de Acción Revolucionaria (FHAR) y Lambda.
Hacía dos meses y días, el 26 de julio, un puñado de integrantes del FHAR, encabezados por Juan Jacobo Hernández, se habían visibilizado por primera vez en otra marcha multitudinaria, la que conmemoraba los 25 años del inicio de la Revolución cubana.
Entonces los "jotos" habían causado asombro cuando sacaron algunas pancartas que advertían "Soy homosexual, ¿y?", además de exigir el fin de las razzias y de la represión policiaca. Pero en general fueron recibidos con aplausos al avanzar entre sindicatos y organizaciones de izquierda, las que no pudieron evitar poner cierta distancia, temerosas de ser confundidas con los "raritos".
El 2 de octubre, gracias a la mayor presencia que lograron como coordinadora, no pasaron desapercibidas para los periodistas las lesbianas y gays que coreaban consignas como: “Socialismo sin sexismo”, “Lesbianas y homosexuales estamos en todas partes”, “Lesbianas y homosexuales en la lista por la lucha socialista” y la hasta hoy emblemática “No hay libertad política si no hay libertad sexual”.
"No sabría decirte con exactitud, pero yo creo que el FHAR llevaba como unos 80 compañeros, Lambda llevaría como unos 60 y nosotras llevábamos como unas 50", calculó Yan María.
En su crónica del día 3 en La Prensa, mis colegas Jorge Adalberto Luna y Carlos Espinoza Martínez apuntaron:
“Es de hacerse notar que entre los grupos que también se manifestaron contra la represión y que por su intrínseca naturaleza provocó hilaridad fue el del frente recién formado de homosexuales y lesbianas revolucionarias".
“Llegaron a la Plaza de las Tres Culturas y entre silbidos y aplausos hicieron acto de presencia. Las pancartas y mantas que llevaban eran gigantescas y obviamente su muy especial forma de caminar y de gritar sus protestas los destacaban más”.
Los 20, 30 o 50 mil participantes –las cifras varían de un diario a otro— pedían la liberación de los presos políticos, la presentación de los desaparecidos y advertían que la lucha continuaría “hasta alcanzar un idóneo sistema democrático que permita erradicar en lo político la marginación sectorial y en lo económico y social, la injusticia y las diferencias lacerantes”.
Excélsior agregaba: “La directora de teatro Nancy Cárdenas, y Yan Ma. Castro iban al frente de un grupo mixto de homosexuales, que pedían se frene la represión sexual y política”.
Tras consultar estos materiales en la Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada de la SHCP me reuní con Yan María para cumplir el pendiente que tenía de entrevistarla como una de las fundadoras del activismo lésbico nacional (Nancy Cárdenas, madre del Movimiento de Liberación Homosexual y gran amiga de Carlos Monsiváis, falleció en 1994).
“Temíamos que nos sacaran de la marcha”, relató sobre ese día histórico Yan María, quien por su ideología socialista y activismo sindical desde muy joven se fogueó en las movilizaciones obreras y campesinas.
“Algunos sectores o personas nos aplaudían y para nosotros era muy estimulante, muy reconfortante, y ya cuando entramos a la Plaza de las Tres Culturas –habían partido a las 17:10 horas con la manifestación del Casco de Santo Tomás– hubo en general una actitud de sorpresa muy muy grande por parte de todo el público que estaba ahí, que eran miles de personas, y sí hubo algunas manifestaciones como de aceptación con aplausos, con silbidos amigables, en empezar a decir: '¡Dos de octubre, dos de octubre!' a nuestro contingente, lo cual era una gran aceptación".
Pero sí hubo algunos manifestantes que les gritaron “putos y tortilleras”, y otros que pidieron lo que Yan María y sus camaradas temían: que se salieran de la marcha.
“Los sectores de la izquierda que más nos rechazaban y abucheaban eran los maoístas, los maos (seguidores de la doctrina marxista del líder chino Mao Zedong), o sea los de la UPOME (Unión por la Organización del Movimiento Estudiantil), que era un grupo muy grande del Poli, de los CCH y la UNAM”, dijo la activista lesbofeminista.
Al apoyar futuras protestas obreras, ella y otros que asumían públicamente su homosexualidad tendrían que volver a sufrir que los echaran los propios manifestantes que iban a apoyar porque se identificaban con su causa.
"Y eso era muy doloroso porque nosotros íbamos en la marcha convencidas y convencidos de que estábamos en esa lucha, y los compañeros heterosexuales machines nos sacaban. Fue una lucha difícil, dolorosa y esto la gente no lo toma en cuenta, cree que ¡huy!, salimos y ya nos recibió el mundo con abrazos y besos, y no es cierto".
–¿De pronto los sacaban con violencia?
–No, con violencia no, a mí nunca me tocó. Llegaban los organizadores de la marcha y nos decían que por favor nos retiráramos.
–¿Con ningún argumento?
–No. Pues, nos decían que nos saliéramos y nada más. Entonces nos salíamos y nos volvíamos a meter.
–¿Ustedes no contrargumentaban?
–Sí, claro, nosotras decíamos que éramos de izquierda, que éramos socialistas, que estábamos en la misma lucha, que también éramos trabajadores, que luchábamos por el socialismo, pero ellos simplemente decían: "Aquí no pueden estar ustedes". De muchas marchas obreras y campesinas nos sacaron y nos volvíamos a meter, y nos volvían a sacar y nos volvíamos a meter, y a la tercera ya dejaban un margen de distancia de 30, 40 metros para que no los fueran a confundir con los putos, eso fue clásico en las primeras marchas.
Precisamente un volante que el grupo Oikabeth repartió durante la marcha del 2 de octubre de 1978, advertía:
"Las lesbianas, tanto como los homosexuales, somos parte de la clase trabajadora que, además de ser explotados en el trabajo, somos reprimidos en todos los aspectos de nuestra vida personal.
"El movimiento de las lesbianas hace conscientes a los demás compañeros de la clase trabajadora de la explotación oculta de que es objeto la sociedad y que ignora; es decir, la represión sexual, emocional y psicológica".
Este documento se conserva en el Archivo Histórico del Movimiento de Lesbianas Feministas en México, que formó y custodia amorosamente Yan María en su propio departamentito de la Colonia del Lago, cerca del metro Nativitas de la Ciudad de México.
Son más de 7 mil documentos, desde 1976 al presente, muy bien clasificados en los libreros que ocupan toda la estancia e incluso la recámara de la activista, quien el pasado 21 de agosto cumplió 68 años en Morelos, adonde está pasando la cuarentena por el Covid-19.
Es una alegría que una primera parte de este rico acervo (mil 480 documentos) fue escaneada por el Centro Cultural Tlatelolco de la UNAM y está disponible en la plataforma digital M68: Ciudadanías en Movimiento, dentro del apartado de los Archivos Privados (https://m68.mx/).
Reseñas de libros, revistas, artículos periodísticos, entrevistas, documentos internos de los grupos activistas como los pioneros Ákratas, Lesbos y Oikabeth, testimonios grabados, minutas, memorias, correos electrónicos, volantes y videos forman parte de este valiosísimo archivo.
Oikabeth fue fundado alrededor del 2 de agosto de 1978 por cinco lesbianas: Luz María Medina, Lilia, Adrianita R. (que tenía 16 años) María Elena y Yan María. Formaban parte de un grupo más amplio, Lesbos, que era "más bien una especie de psicoterapia de autoafirmación", y al enterarse por la prensa de la aparición del FHAR en la marcha del 26 de julio, decidieron visibilizarse también.
Paradójicamente, cuatro décadas después Yan María declinó a darme el apellido de algunas de esas compañeras que con ella decidieron dejar Lesbos "sin broncas" y dar la cara públicamente, porque no tenía su autorización y en el caso de Lilia debido a que "es médica y es de súper clóset".
Oikiabeth es un acrónimo de las palabras mayas Olin Ikispan Katuntah Bebezah Thoth, que significan Movimiento de Mujeres Guerreras que Abren Camino y Esparcen Flores.
"Cuando se constituyó Oikabeth casi inmediatamente nos afiliamos al FHAR, que eso nadie lo sabe y es muy importante decirlo", destacó su fundadora.
Precisamente uno de los documentos que conserva, el artículo de la revista Sucesos de septiembre de 1978 en el que una Yan María de 26 años aparece fotografiada, advierte que era un "grupo autónomo de lesbianas vinculadas al FHAR". Y con letra manuscrita puntualiza:
"Luchamos por:
1) La reivindicación de las lesbianas y de los homosexuales en la sociedad.
2) Por la búsqueda de una nueva imagen de la lesbiana.
3) Por la abolición de los roles heterosexuales dominante-dominado, masculino-femenino.
4) Por la construcción de una sociedad sin clases sociales.
5) Por la solidaridad con las masas oprimidas y los grupos marginados.
Por un lesbianismo revolucionario".
Sobre el acercamiento que tuvieron con Juan Jacobo y sus compañeros del FHAR, como Carlos Toimil y Fernando Esquivel, aseguró Yan María:
"Nos entendimos muy bien porque ellos eran de izquierda socialista y nosotras éramos de izquierda socialista, entonces eso nos permitió encontrar una lazo de afinidad muy fuerte y muy profundo con el FHAR, y además estaba Jorge Mondragón que era, para mí, el principal teórico del FHAR, o el teórico más importante del FHAR, más claro políticamente, más profundo porque era filósofo, y muy coherente políticamente".
Con el Grupo Lambda de Liberación Homosexual, que a diferencia del FHAR era mixto, la feminista lesbiana comenta que habían tenido un acercamiento previo, pero no se identificaron con su forma de entender el socialismo.
"Todavía no conocíamos a los del FHAR y en las pláticas que tuvimos con Lambda no nos gustó la composición de clase pequeño burguesa y su propuesta política que consideramos que era pequeño burguesa, que no era revolucionaria, que era como un socialismo moderado. Lambda estableció contacto con la Cuarta Internacional trotskista, y con el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT).
"Entonces no nos anexamos a Lambda y cuando salió el FHAR sí nos afiliamos al FHAR y continuamos trabajando con ellos e hicimos cosas muy importantes de las cuales te podrá hablar Jorge Mondragón: estuvimos en el proceso de formación del Sindicato de la UNAM, el STUNAM; estuvimos en varias huelgas obreras de Naucalpan y en las asambleas generales de varios sindicatos obreros".
Oikabeth y el FHAR, aclaró Yan María, establecieron vínculos con el Partido Comunista Mexicano (PCM), "no con la dirección política porque era prácticamente imposible llegar a las cúpulas del poder comunista, pero sí establecimos contactos con varias células del partido y varios personajes del partido, entre ellos (el teatrero) José Ramón Enríquez y otros compañeros, con el propósito de llevar el debate de la situación del lesbianismo y la homosexualidad al partido y logramos que algunas células empezaran a tocar el tema de la sexualidad, que no lo tocaban para nada".
–Entre los propios comunistas había algunos que no los veían bien a ustedes, las mujeres lesbianas y los hombres homosexuales.
–¡Todos absolutamente! Nosotros éramos comunistas, quiero aclararte que mi posición política no es socialista, es comunista, pero a nivel público digo que soy socialista porque si digo comunista automáticamente me identifican con el estalinismo y con la URSS, y no quiero que me identifiquen con eso; entonces para no explicarle a la gente lo que pasó en la URSS y con el estalinismo y demás, digo en términos generales que soy socialista. Pero quiero decir que cuando nosotras establecimos contacto con el PCM, empezamos a plantear la cuestión del feminismo y del lesbianismo, y no hubo un buen recibimiento inicialmente hasta que en los 80 ya fue cuando logramos apertura por parte del Partido Comunista.
En lo que se puede decir que coincidían el FHAR, Oikabeth y Lambda fue en la consigna icónica del Movimiento de Liberación Homosexual, vigente hasta la fecha: ¡No hay libertad política si no hay libertad sexual!
Ese planteamiento estaba en la base del análisis que, subrayó Yan María, hacía Jorge Mondragón, a quien vuelve a ponderar como el guía teórico político del FHAR y del cual "nunca se habla y se le ha mandado como a los sótanos del anonimato".
–¿Qué ideas discutían y compartían tú y Jorge?
–Que la lucha sexual era una lucha política, que la homosexualidad no solamente era una práctica sexual sino que era un cuestionamiento a las estructuras que sustentaban a este sistema patriarcal capitalista. Eso nos vinculaba profundamente y todo el análisis sexo político en general, pues desde el punto de vista socialista necesitábamos construir una nueva sociedad, no podíamos ni queríamos la liberación homosexual en esta sociedad, sino que queríamos la liberación tanto homosexual como lésbica en la sociedad socialista del futuro. No teníamos ningún interés en que esta sociedad nos aceptara ni lograr avances ni conquistas dentro de esta sociedad capitalista patriarcal.
–Han pasado 40 años, ¿cómo ves tú, a partir de este manifiesto de Oikabeth que la funda, de lo que pedían marchando por primera vez ese 2 de octubre, han logrado ese reclamo, se ha transformado este mundo patriarcal capitalista?
–No, para nada. Yo creo que se ha superfortalecido el capital internacional, a eso se le llama neoliberalismo, que es la acentuación del poder del capital. Yo creo que la humanidad no ha ido hacia delante, ha ido hacia atrás. El hecho de que haya un gran desarrollo científico y tecnológico y de participación de la sociedad civil, que antes no había, eso es una cosa, pero es indiscutible que el sistema creó una nueva forma de esclavitud humana. Yo creo que la globalización neoliberal postmodenrna tiene como característica esta neoesclavitud de la sociedad en general, pero barnizada o travestida con una imagen de democracia, de apertura y de inclusión. Yo no la veo porque trabajo en los sindicatos todavía, estoy al tanto de lo que pasa en el sindicalismo a nivel internacional y nacional y no hay un avance, hay un retroceso de la lucha de los trabajadores organizados. Y hay una retroceso en la izquierda, a tal punto, que los partidos de izquierda están prácticamente desintegrados. ¡Y cómo va a haber un avance sexo político si estoy viendo la súper matanza de mujeres a través del feminicidio, la trata de mujeres, la prostitución de mujeres, la pornografía de mujeres, la violencia hacia las mujeres intra y extra doméstica! ¿En qué cabeza cabría que hay un avance sexopolítico? No lo hay, el hecho de que en las megalópolis tengamos una escenario como de primer mundo y de súper avance es falso.
–También se maneja mucho esto de que ahora nos podemos casar lesbianas y homosexuales y se pueden adoptar hijos, aunque todavía hay mucho que hacer, y las transgénero pueden cambiar su identidad de manera legal, ¿eso no te significa un avance?
–No, me significa una inclusión de nuestra lucha para los intereses del capital, porque yo retomo una de las consignas que levantamos FHAR, Lambda y Oikabeth en un principio: que la liberación homosexual y lesbiana no se podía dar en el capitalismo. Yo creo que no se puede dar en el capitalismo ni esa ni ninguna otra liberación, y creo que todas estas manifestaciones de conquistas y de logros y de avances son meramente una falacia, una trampa para la sociedad civil mundial.
¡Hasta el próximo choque de chichis y braguetas, señoras y señores míos!
Por favor usen bici, sigan pucha con pucha en la lucha social y, sobre todo, usen cubrebocas y condón.
2 de octubre de 2018, corregida y muy engrosada.
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