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Taz taz, golpes con arte y amistad

Taz taz, golpes con arte y amistad

Por Antonio Bertrán

A las 4:30 de la tarde, en la fondita Rico Sazón se había acabado el aguacate relleno con ensalada rusa del menú de $65 pesos. Yo propuse como alternativa a Mar Coyol que ordenara un chile relleno, que ya me saboreaba porque es mi platillo favorito, pero como vegetariano estricto también evita el huevo –base del capeado– y los quesos.

"Ya comeré cuando regrese a mi casa, ¡yo lo que quiero es bebeeer!", dijo el joven artistx visual con una sonrisa tan encantadora que me dieron ganas de convertirme en caníbal y comérmelo todito ahí mismo, sobre la mesa de plástico al aire libre caldeada por el sol otoñal.

"Al menos ve por un coctelito de verduras al Oxxo, encanto, o a ver si pasa el carrito de las jícamas y pepinos con chile", solté luego medio en broma pero con la genuina aflicción de la tía abuela que piensa: "¡Cómo te vas a quedar sin comer, mijo!". Y Mar ahora rió más encantadoramente advirtiéndome que ya me estaba burlando de él.

Radiante, Mar Coyol.

Era el miércoles 20 de octubre, habíamos bajado a comer en grupo de ocho alegres comadres tras coincidir en el recién inaugurado estudio, taller y show room de los diseñadores de joyería Rai Jacobo y Manu Huesca Toledo, instalado con gusto minimalista en el departamento 2 de Sonora 34, colonia Roma.

A Mar Coyol tenía muchas ganas de conocerlo en persona, porque hacía tiempo que gozaba mirando en Instagram sus desnudos, de colorida reivindicación marica y prieta –como él mismo es–, ambientados con arte digital en los paisajes rurales de su natal Teoloyucan, Estado de México.

"El miércoles vienen a visitar el estudio Óscar Sánchez, Mar Coyol y Santy Mito, iremos a comer a la fondita de abajo. Wanna join?", me convidó por inbox mi querido Rai Jacob.

Yo le había chuleado el cuaderno con sus apuntes y dibujos homoeróticos recientemente compartido en las historias de Facebook, así que la ocasión era ideal para unirme al grupo, conocer ese nuevo estudio al que Mau y Rai, egresados de diseño industrial del Tec de Monterrey y socios desde hace nueve años, se habían cambiado la víspera del inicio de la cuarentena por Covid 19 (sin poderlo inaugurar por obvias razones), y además regodearme hojeando la bitácora.

Aunque lo más importante en el plano personal resultó de vencer los miedos al virus pandémico y permitirme asistir por primera vez en 19 meses a una reunión de amigos. Finalmente tódix ya teníamos la vacuna y la muy noble y viral Ciudad de México había alcanzado el semáforo epidemiológico verde.

Fue una agradable sorpresa ver llegar con su casco de ciclista a Luis Matus, a quien tuve el gusto de entrevistar como curador de la muestra Expediente seropositivo, en el Museo Universitario Arte Contemporáneo de la UNAM, que trataba sobre la pandemia de VIH. De vihchotx a vihchotx platicamos en marzo de 2020, un par de semanas después de que llegara a México el maldito coronavirus SARS-CoV-2.

"La heterosexualidad es el opio de los pueblos", afirmaba en inglés una leyenda estampada en la camiseta de Santy Mito, y no pude más que asociarla al ataque homofóbico que mi joven amigo había sufrido hacía unos días, cuando tomaba fotos a su novio Ismael en un paraje del Pedregal. Un hombre apareció gritándoles que no podían estar ahí haciendo "puterías", y con lujo de violencia le arrebató la cámara para destrozarla contra el piso. Luego huyó corriendo con una cobardía desbocada.  

"La banda ha reaccionado muy chido", nos contó Santy en referencia a la solicitud de apoyo que lanzó en sus redes sociales para poder rehacerse del instrumento con el que, a sus escasos 28 años, hace unos desnudos de alto voltaje homoerótico.

Santi llegó un poco antes que su colega Óscar Sánchez, mana más de mi rodada cincuentona, y cuya serie Convivencia, iniciada en 1997 sobre cómo aprender a vivir con VIH, habíamos comentado con admiración.

Óscar ha vivido casi desde los inicios de esa cruel pandemia con el virus y sostiene que "de sida y VIH voy a seguir hablando hasta que me muera".

Eso es lo que han estado haciendo últimamente, pero desde las redes sociales con #Sidoctober, Mar Coyol, Luis Matus y Saúl de León, aglutinados dulcemente en Instagram como Mueganxs, "red de vinculación creativa de la disidencia sexual y de género/antirracista".

Saúl de León, ilustrador y voguera de House of Miu Miu, llegó cuando ya estábamos en la fondita, repartidos en dos mesas sobre la banqueta de Sonora. Altísimo y esbelto, el cabello largo y con tatuajes en los brazos desnudos, llevaba un escotado body y pantalón deportivo en rosa y negro. ¡Todo él era una hermosa bomba para hacer añicos el binarismo de género!

A tan sana tarea de deconstrucción unían bulliciosas detonaciones los demás jóvenes de la tertulia: uñas pintadas en todas las manas, un paliacate morado en la cabecita loca de Luis Matus, la boa de plumas color turquesa que Rai compartió con su hermosa perrita Lola para posar como divas; Manu luciendo con coquetería un vestido largo, ceñido a su figura de junco o, mejor, de junca que se quiebra por los vientos tibios y más desviados...

Incluso el monumental Ángel Indetectable, que irrumpió en bermudas y tocado con una boina tipo militar, hablaba y fumaba con la dulzura de una corista que pretende entretener a la topa. La imagen no es gratuita, porque el activista del grupo de autoayuda Universo Positivo, que opera en mi querida Clínica Condesa, usa la performance para "con arte transmitir información".

Por ejemplo, llega a los antros en minifalda, con una máscara rosa de luchador coronada por un gran dildo que dice VIH, y antes de repartir condones pide permiso para subir al escenario.

"¿Vas a hacer show?", me contó que le preguntan, y Ángel asiente sin dar más explicaciones. En una de sus performances saca un elote de esos que se venden en la calle ensartados por un palito. Luego, como si fuera el falo del mismísimo dios del maíz, le va poniendo un condón con la boca.

"Ya llevo el culo lubricado y cuando menos lo esperan me empiezo a meter el elote, se hace un gran silencio en el antro pero al final todos aplauden y me escuchan hablar sobre VIH, serofobia o discriminación hacia quienes vivimos con el virus", me explicó mostrándome en el celular un video de su actuación, aunque censurado para Instagram con un letrero en la secuencia de la penetración elotera.      

¿Qué tal la licorera para una performance...? Ángel Indetectable.

Taz, taz, taz... En el estudio, Rai golpeó con un martillito la superficie de un perfecto cuadro de acero compacto.

"Esta herramienta, que sirve para dar forma al metal mediante golpes con pequeños martillos y mazos, se llama taz justamente por el sonido que hace", nos explicó el orfebre en referencia a por qué bautizaron como TAZ un fanzine que Jacobo Toledo ha empezado a editar.

En la artesanal publicación me encantó conocer los detalles de un proyecto de Manu sobre "joyería teratológica" (del griego terato, que significa monstruo), el cual derivó en un video, Venus en joyxs, que el talentoso diseñador realizó con la participación del artista de la modificación corporal y el dolor Miss Perkances (usa el pronombre él).

El texto explica así el uso en este caso contestatario de las joyas:

"Estas piezas pretenden convertirse en agentes teratógenos: elementos que distorsionen la imagen y acompañen al cuerpo en su devenir monstruo; joyas que no pretenden construir belleza hegemónica, que prefieren adornar cuerpxs maricas; agentes teratógenos que intervienen para producir deformidad como gesto político; joyas que demandan sumisión de parte de su portador; herramientas de auto-poética que difuminan los límites de la prótesis y el ornamento".

No necesité del toque que antes de la comida empezó a circular en el estudio para alucinar al ver en la pantalla de la computadora aparecer a Manu, vestido de frac, que como el valet de Miss Perkances le alcanza ceremoniosamente las joyas de plata, perlas y piedras semipreciosas que, junto con cinco lancetas, perforándose irá colocando en oreja, mejillas, septum, pezones y la piel del esternón por arriba de los pechos. ¡Uf, la "pieza" humana final es hermosamente escalofriante!

También por su carga erótica, aunque en un registro menos punzante, me sedujo el cock ring de plata con un diamante presentado juguetonamente en TAZ con el mismo texto que un célebre anuncio de anillos de compromiso. Esta pieza la realizó el estudio en colaboración con Pepx Romero, novio de Manu.

Lo más estimulante para mí es fantasear que tan fino accesorio establece un compromiso basado en la erección, esto es, mientras dure dura el arma del placer, y claro que en una orgía sería un detalle de gran distinción.    

La propuesta de cock ring de Jacobo Toledo cuestiona el heteropatriarcado colonial capitalista retomando el anuncio que en los años 30 de la Gran Depresión lanzó la firma de joyería De Beers, acuñando el eslogan: "Un diamante es para siempre". 

Después del chocolatito que finalmente Mar Coyol nos vio comer como postre fuimos a comprar unas cervezas para cumplirle el deseo que tenía de ¡bebeeer! La tarde la pasé en tan vivificante compañía jugando a ser –con todas las proporciones guardadas– una versión digital de Nan Goldin, la fotógrafa estadounidense que para su serie The Ballad of Sexual Dependency retrataba en los años 80 a sus amigos en los momentos más íntimos.

Escribo esta crónica como una apuesta de futuro: me queda claro que darán mucho qué hablar estos jóvenes artistas honestos, tan diversos y comprometidos, y no es imposible que a un historiador venidero le sea revelador, o al menos una curiosidad, enterarse que una tarde otoñal de pandemia coincidieron en una especie de crisol, y al golpear del taz taz compartieron inquietudes en torno al VIH y la deconstrucción, risas, cervezas y hasta el liberador porrito al estilo de La creación de Miguel Ángel (Pacheco):

¡Hasta el próximo choque de chichis y braguetas, señoras y señores míos!

 

         

   

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